El bosque de Bellver es uno de los lugares donde la recientemente creada Associació de Banys de Bosc de les Illes Balears (Abbib) organiza algunas de sus actividades, planteadas como una herramienta para desestresarse y reconectar con la naturaleza. «Vas a bajar el ritmo, a relajarte, a dejar el estrés fuera», explica sobre estas sesiones Esteban Martínez, uno de los miembros de la asociación que lleva a cabo esta práctica de origen japonés.
Un baño de bosque consiste en pasear relajadamente por una zona arbolada, fijándose en los detalles de la naturaleza y prestando atención a lo que captan los sentidos. Un baño lúdico puede durar entre dos horas y media y tres horas, en pequeños grupos, mientras que si se plantea como una terapia para reducir la ansiedad u otro problema se acuerdan sesiones semanales e individuales. En este punto, Martínez remarca que esta actividad alivia síntomas, pero no es un tratamiento médico. De hecho, cuando trabajan con determinados colectivos, cuentan con la supervisión de un facultativo.
Ahora mismo, la Abbib prepara la próxima temporada de baños de bosque, que comenzará en otoño, ya que el calor del verano no es propicio para esta experiencia, indica Martínez, guía de estas sesiones. Además de en Bellver, hasta el pasado mes junio han llevado a cabo baños de bosques en Campanet, en ses Fonts Ufanes, en Lluc y en el Puig de Galatzó.
Esta asociación comenzó a gestarse en 2019, en un taller de baños de bosque organizado por la entidad Tramuntana XXI. Unos meses más tarde, se realizó un segundo taller y, ya en 2020, tres de los cinco miembros que actualmente forman la junta directiva se formaron para ello. Abbib se constituyó oficialmente en la primavera del año pasado. Pese a la pandemia, ha realizado baños de bosque «con mucha gente, en grupos de cinco personas, tomando las medidas de prevención», relata Martínez.
Él, para ser guía de esta actividad, se formó y obtuvo su titulación en la Forest Therapy Hub, formado por el experto Alex Gesse, pionero en baños de bosque.
La asociación ha llevado a cabo dos baños de bosque con personal sanitario del Centro de Santa Catalina y también tiene contacto con el programa de autocuidado del Ib-Salut y con distintas asociaciones.
El perfil de quien ha participado en estas actividades es amplio, de diferentes edades. «Son personas con curiosidad, a quienes el ámbito de la naturaleza les llama... Quien más quien menos ha oído hablar de esta herramienta», comenta Martínez.
Una práctica incluida en la atención sanitaria japonesa
El Shinrin-Yoku, o baño de bosque, surgió en Japón en la década de los 80 del siglo pasado y forma parte del programa de salud del Gobierno nipón, que financia desde hace años la investigación sobre los beneficios de este tipo de terapia en la naturaleza. Como parte de la atención sanitaria, entre 2,5 y 5 millones de japoneses que padecen las consecuencias del ritmo de vida actual participan anualmente en sesiones de baños de bosque en alguno de los 65 centros oficiales certificados.
