La Federació de Veïns de Palma ha creado una comisión con el fin de analizar "la situación de emergencia creada por el uso abusivo de las calles de la ciudad por la actividad de hostelería, ocio nocturno y botellones, que hacen imposible la vida a los residentes y están crispando la situación hasta niveles intolerables".

La creación de este grupo de trabajo se acompaña con la solicitud de mantener una reunión urgente con el fin de abordar esta situación en la que participen, además de la dirección de la Federació y los miembros de la comisión creada, como mínimo, representantes de los departamentos de Gobierno Interior de Cort, Policía Local, Delegación del Gobierno y conselleria de Sanidad.

Este acuerdo se adoptó tras una reunión mantenida el miércoles en el Centre Flassaders con representantes de las asociaciones de vecinos del Banc de s'Oli, Barri Cívic de Santa Catalina, Canamunt, la Calatrava, Plaça Major, Puig de Sant Pere, Sa Llonja-es Born, Bellver-el Terreno y algunos vecinos de la zona de Santa Eulàlia.

Para la Federació, "nos encontramos ante una situación compleja" ya que con el final del estado de alarma se ha generado un "panorama descontrolado, en el que la impunidad es la norma y en el que algunos propietarios de bares y restaurantes y algunos sectores de población confunden la libertad con la botella de alcohol hacen lo que les da la gana, sin límites ni respeto a nadie".

Por otra parte, consideran que "es preciso abordar una problemática más estructural en zonas de la ciudad en la que las calles han dejado de ser un espacio público para uso ciudadano y se han convertido en espacios privatizados al servicio del ocio nocturno de forma permanente privando del derecho al descanso a los residentes".

Por ello, abogan por la necesidad de actuaciones policiales sistemáticas y programadas, al mismo tiempo que se trabaja en la redacción de planes de uso zonales.

Por último, los responsables de la Federació recuerdan a los representantes institucionales "que no se puede servir a Dios y al diablo" y que "no se puede convertir la calle en un espacio de ocio privado, al servicio del máximo beneficio del sector del ocio y la restauración, porque es incompatible con la vida en los barrios residenciales".