Una vecina de la plaza de sa Drassana ha presentado una reclamación por inactividad ante el ayuntamiento de Palma, previa a la interposición judicial por la vía especial de protección de derechos fundamentales. La mujer, que lleva más de 20 años residiendo en esta plaza del barrio de sa Llonja, denuncia «la contaminación acústica sufrida en el domicilio propio, que afecta a los derechos de inviolabilidad, la integridad y a la salud» por la «presencia constante de músicos en la calle que emiten ruidos al interior de la vivienda y la falta de control por parte del ayuntamiento de Palma».

Recuerda que la zona está declarada por el Ayuntamiento como de especial protección, pese a lo cual «no existe control alguno y la presencia de músicos con equipos de amplificación es constante», hasta el punto de que «se hace insufrible la mera habitabilidad de la vivienda», con el agravante de que la afectada «lleva años expuesta al ruido». En el escrito se indica que «no puede exigirse a los perjudicados tolerancia frente al ruido ilegal (provocado por actividades no autorizadas)», tal como se establece en varias sentencias del Tribunal Europeo de Derechos Humanos contra España, además de la abundante jurisprudencia del Tribunal Superior de les Illes Balears al respecto.

Igualmente, en el escrito se alega que tampoco puede exigirse que sean los perjudicados quienes aporten las pruebas de mediciones sonométricas y se indica que la denunciante «está cansada de llamar a la Policía Local para que hagan acto de presencia» ya que «la falta de respuesta es absoluta».

A la presencia de músicos callejeros se añade últimamente el exceso de ocupación de las terrazas de los bares existentes en la plaza y la realización de botellones.