Las restricciones en Mallorca a consecuencia del coronavirus, cambian las costumbres de los ciudadanos de Palma. Con el cierre de bares y restaurantes y la clausura obligada de todas las terrazas, los bancos del Paseo del Born se llenan cada día a la hora de comer, siempre que el tiempo acompañe. Numerosos ciudadanos, aprovechan el tiempo de descanso antes de regresar al trabajo para comer en los bancos del popular paseo, tomar un café o simplemente regalarse un tiempo descanso aprovechando las temperaturas primaverales de inicio de febrero.

Llama la atención de concentración de gente en las dos filas paralelas de bancos que jalonan el paseo, muy en desuso cuando todo el centro estaba ocupado por terrazas. Muchas de estas personas han pedido comida para llevar en los locales cercanos, que ahora solo sirven por encargo. Otros traen la fiambrera de casa con comida preparada y otros simplemente se toman un descanso momentáneo antes de regresar a sus ocupaciones. Los nuevos ocupantes de popular paseo palmesano son oficinistas, obreros de la construcción, pintores, funcionarios y dependientes de los comercios cercanos. También hay padres de familia que vigilan a sus hijos, que acaban del salir del colegio y ahora corretean entre las palomas. La pandemia cambia las costumbres ciudadanas y en casos como el del Born otorga otra vida a espacios que hace muy poco estaban completamente entregados a los usos de la hostelería y los comercios