Un total de 27 viviendas en el barrio del Vivero se quedaron sin agua en pleno domingo sin haber recibido el aviso previo de Emaya del corte de suministro, provocado por unas facturas impagadas (originadas por una vivienda okupada) y que tampoco habían llegado a la administradora de la finca. Los vecinos, que tuvieron que comprar dos camiones de agua para salir del paso ese día, reclamarán gastos a la empresa municipal.

Emaya, que reconoce que las facturas impagadas no llegaron a estos vecinos de la calle Crèdit Balear ni a su administradora de fincas, por algún «problema de comunicación», cortó el suministro el 13 de enero. Al disponer de un aljibe, las familias continuaron teniendo agua hasta el pasado domingo. Al pedir explicaciones por la falta de servicio, la empresa les comunicó que se debía al impago del contador comunitario.

Todos los que sufrieron el corte de agua estaban, y están, al día de sus facturas, ya que cada vivienda tiene su propio contador. Además, la comunidad dispone de fondos más que suficientes para pagar las facturas, asegura la administradora, Teresa de la Encarnación, quien remarca que «esta comunidad es gente seria, no se extravían las cosas», en referencia a las facturas y a los preavisos de Emaya del corte de agua que no les llegaron.

Las facturas impagadas, que se remontaban hasta marzo del año pasado, correspondían al contador del aljibe, al que está enganchada una vivienda okupada propiedad de Bankia, afirman los vecinos. También alegan que los operarios de Emaya que han acudido hasta en tres ocasiones a reparar averías en sus contadores fueron informados de que los okupas se habían conectado al suministro de agua. Además, los vecinos aseguran que fue después de que Emaya sustituyera las tuberías de cobre de los contadores por otras de polietileno cuando los okupas se pudieron enganchar al suministro.

Sobre esta cuestión, Emaya asegura que no tiene constancia de que las facturas del aljibe que se acumularon se deban a los okupas.

Los vecinos pagaron de inmediato esas facturas pendientes, pero denuncian su «indefensión» y consideran que la actuación de Emaya «atenta contra toda lógica».