Los mensajes contradictorios que ha ido lanzando el equipo de gobierno municipal en relación a la retirada de los elementos que delimitan las terrazas situadas provisionalmente en los aparcamientos de vehículos no contribuyen para nada a calmar los ánimos entre los empresarios de la restauración. Primero se dijo que, tal como se recoge en el decreto que permite utilizar de forma excepcional y debido a las restricciones provocadas por la expansión de la covid-19 que «todos» los elementos que delimitan la terraza, incluidas las tarimas que algunos establecimientos por su cuenta habían colocado, debían retirarse al tercer día de inactividad, bajo pena de la imposición de una multa de 600 euros, aunque también se indicó que solo se multaría en el caso de que hubiera una denuncia. Después se rectificó y se dijo que no. Que, se estudiarían posibles excepciones por lo que respecta a la obligatoriedad de la retirada de la tarima, siempre y cuando se pidiera por escrito, lo que da pie a que, por parte de la administración, se adopten resoluciones arbitrarias, porque no se indica qué criterios se van a seguir para determinar si una tarima puede quedar instalada o si, por el contrario, tiene que retirarse. Además, en el decreto vigente no se señala para nada ninguna excepción. Y si ahora se ha cambiado de criterio, se puede modificar.
Controles de burbujas en los parques infantiles
Parece que hay una especial fijación por parte de la Policía Local hacia el cumplimiento de la normativa por parte de los menores. Si en el primer confinamiento ya se les castigó sin juegos infantiles y sin poder ir a los parques, ahora los agentes están realizando controles comprobando que los pequeños que juegan en el exterior son convivientes y forman parte de lo que denominan una burbuja «para hacer las cosas bien». Más de un ciudadano se pregunta si se muestra igual celo con bares y restaurantes, por ejemplo.
