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Es Carnatge, la cuna de doradas y lubinas

La piscifactoría junto a Sant Joan de Déu cumple 20 años siendo pionera en investigación y producción de alevines de ambas especies, ya que de Palma salen la mitad de todo el país

La parcela de la empresa Aquicultura Balear mide 40.000 metros cuadrados y linda con el paseo de es Carnatge. B. Ramon

Junto al espacio protegido de es Carnatge nadan 40 millones de alevines de doradas y lubinas, pero no en el mar, sino en las casi 200 piscinas de la piscifactoría Aquicultura Balear. Las crías de dichos peces han nacido ahí y son cuidadas y alimentadas desde sus orígenes como larvas hasta que miden 15 centímetros y pesan 15 gramos. Después se transportan a la costa levantina peninsular para completar su crecimiento y finalmente acaban en los puestos de venta de pescado de todo el país, por lo que muchos vuelven a la isla. Su cuna es este criadero del litoral palmesano, donde se produce «la mitad de los alevines de dorada y lubina de España y cerca del 3,5% a nivel mundial», destaca el responsable, Alberto Morente. Y como la práctica totalidad de ambas especies se crían en piscifactorías, añade, hay un 50% de probabilidad de que uno de estos peces nacidos en Ciutat termine en nuestro plato.

La empresa de acuicultura del grupo Culmarex es la única del sector en Balears y un referente en todo el Mediterráneo, ya que «es pionera desde hace 20 años tanto en producción de alevines como en investigación genética y prevención de enfermedades», según señala Morente. Dirige un equipo de «95 profesionales fijos, más 40 que son contratados para la campaña de diciembre a julio, por lo que se genera más trabajo durante el invierno, a diferencia del turismo», remarca sobre un negocio que requiere empleos cualificados, tales como biólogos, microbiólogos, genetistas, veterinarios y técnicos en acuicultura, además de personal formado en las instalaciones colindantes a la compañía eléctrica Endesa y el hospital Sant Joan de Déu.

Calidad del suelo y el agua

La empresa matriz escogió hace dos décadas la Bahía de Palma por la calidad del agua del mar, porque el suelo es calcarenita, como el marés, y por la situación geográfica estratégica. «Aquí ya existía una piscifactoría creada por Endesa para aprovechar el agua utilizada en la refrigeración de la antigua central térmica de Sant Joan de Déu y en el año 2000 se unió a Culmarex para iniciar la producción de alevines», relata el director de Aquicultura Balear. Dos años después la eléctrica vendió su parte y los especialistas continuaron con el aprovechamiento de las virtudes del mar y el subsuelo mallorquín.

Pese a la mala fama del agua por los vertidos de la depuradora cada vez que llueve, «en general es muy buena y, además, la roca actúa de filtro, una característica geológica difícil de encontrar», tal como cuenta Alberto Morente. «Los pozos reciben agua salada sin ningún sólido en suspensión ni oxígeno, ya que se consume, por lo que si hubiese bacterias o virus, se morirían». A esto hay que añadir que «la temperatura es constante, 20 grados todo el año, la idónea para el cultivo de estas especies», según el experto.

Tras una ampliación en 2014 y un incendio el año pasado que les dejó dos meses fuera de servicio, el próximo 2021 emprenderán otra reforma para seguir siendo punteros en el Mediterráneo.

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