La Defensora de la Ciudadanía, Anna Moilanen, está en una posición privilegiada para entender las quejas de los contribuyentes cuando reclaman y, en más de una ocasión se desesperan, por la lentitud de las administraciones en general y de la municipal en particular para tramitar cualquier solicitud por sencilla que sea. Desde al menos el anterior mandato se constató que, a nivel presupuestario, la oficina de la Defensora es algo así como un ente inexistente que no puede actuar autónomamente puesto que depende de alcaldía. Por ello, por ejemplo, no puede contratar a técnicos independientes para que realicen un informe sobre una determinada cuestión, o decidir contratar a más personal y medios. La cantinela de un cambio organizativo para dar más autonomía a la Defensora es recurrente, pero lo cierto es que ha pasado otro año sin que el problema se haya solucionado. Eso sí todo son buenas palabras y parabienes en relación a la labor realizada por este organismo.
El ruido como principal queja ciudadana
Que el ruido sea el motivo principal por el que los palmesanos se dirigen a la oficina de la Defensora de la Ciudadanía, por encima de la limpieza viaria y del mantenimiento de aceras, calles y jardines, pone en evidencia, una vez más, la gravedad del problema, aunque los políticos de uno y otro signo que han tenido la responsabilidad del gobierno municipal procuren mirar hacia otro lado. Como se sabe, salvo en contadas ocasiones muy excepcionales, la Policía Local no atiende las llamadas de los vecinos por este problema y la tramitación administrativa contra un determinado local se suele eternizar.
Cs constata con Gaocaló el abandono de Son Gotleu
Ciudadanos constató ayer con la asociación Gaocaló la falta de mantenimiento de Son Gotleu, con aceras rotas, un parque infantil sucio y la pista de petanca abandonada y sin mantener.
