La Rambla de Palma está alfombrada de flores, como siempre por estas fechas previas a Tots Sants. Pero este año, las floristas viven a la expectativa de lo que pueda pasar con sus ventas. Algunas no entienden por qué el Ayuntamiento ha impuesto la cita previa para acudir al cementerio, un recinto al aire libre y en el que la gente no va a socializar. La medida, dicen, ha provocado que mucha gente haya adelantado su visita al camposanto y que otra haya desistido de ir esta semana.

Se han colado, no lo tendrían que haber hecho”, afirmó ayer Beatriz Aguiló aludiendo al Ayuntamiento de Palma, visiblemente molesta por cómo está afectando la obligación de la cita previa a su negocio, Flors Natalia.

No es la única que piensa así. Maria Sastre, de Flors Marga, compartía su opinión y aseguró que “si lo tuvieran todo más controlado no tendrían que poner cita previa”. Como consecuencia, expuso, la gente había ido muchos días antes al cementerio o esperará al día de su cita para comprar flores.

Ayer, las floristas despachaban encargos y atendían a los clientes que acudían a comprar los clásicos crisantemos o los centros de rosas o claveles. «Hay mucha gente en ERTE y no compra lo de otros años, han reducido gastos y compran lo más baratito», explicaba Aguiló mientras componía un centro.

La crisis económica no ayuda en este Tots Sants. “La gente está gastando un poco menos, si puede gastarse 15 no se gastará 35 euros”, afirmaba Sastre, cuarta generación de floristas en su familia.

En un año en que las grandes celebraciones han ido a menos, este puesto había encargado menos género, aunque ayer la vendedora no descartaba tener que pedir más. El clavel rojo, dijo, ya se había agotado.

Isabel Iglesias se mostraba incapaz de vaticinar cómo le afectará a su negocio, Flors Isabel, este Tots Sants. Entre los ERTE y las restricciones por covid, había decidido comprar un 40% menos de flores. “Porque me da miedo, no veo las cosas claras y creo que la gente no irá al cementerio igual”, manifestó. También le preocupaba el toque de queda, porque las floristerías de la Rambla dejan estos días su parada montada durante la noche, ya que tal cantidad de flores no las pueden guardar en otro sitio. Y por ello, en cada puesto siempre queda alguien haciendo guardia, algo que no sabía si este año podrían hacer.