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La covid no detiene en Palma los hoteles boutique

Las reformas iniciadas antes de la crisis sumarán cerca de 200 plazas turísticas

El edificio racionalista del Born, donde estaba Iberia, tendrá 24 habitaciones de categoría. B. Ramon

Un alto y estrecho edificio de estilo racionalista contrasta entre el clasicismo del paseo del Born, pero lo que más llama la atención del inmueble ahora en obras es que la próxima temporada abrirá como hotel boutique. Y no es el único. Cerca de la milla de oro, en una privilegiada situación al final de la Costa de la Seu, un casal de origen medieval en cuyo patio de piedra se vendían souvenires se convertirá en otro alojamiento turístico de alto standing, igual que un edificio neoclásico de la calle Concepció y uno barroco en la del Forn de la Glòria que prevé abrir en 2022. Además, la antigua Casa Roca se transformará en el futuro en apartamentos turísticos tras la inminente aprobación de la licencia de obras.

En un año en el que el mundo se ha parado y el turismo vive la peor crisis de su historia, cuatro inmuebles singulares del casco antiguo están en pleno proceso de reforma para albergar hoteles boutique con cerca de 200 plazas en total, a las que se sumarán las del emblemático comercio de la calle Hostals, cerrado en 2016. «Cuando la inversión continúa en el peor de los escenarios que uno se pudiera imaginar, demuestra que habrá una era poscovid y que los empresarios tienen confianza en la fuerza de esta ciudad como destino», destaca el presidente de la asociación hotelera de Palma, Javier Vich. Están registrados 72 establecimientos urbanos, de los que más de la mitad son hoteles de pequeño tamaño con carácter, una cifra que ha aumentado sin cesar durante la última década mientras el centro va perdiendo comercios históricos y colegios, como Montesión en un par de años y la escuela de idiomas del Estudi General Lulià.

La antigua Casa Roca serán apartamentos vacacionales.

«Palma se ha reconvertido en un destino turístico internacional de primer orden y, aunque ahora convivamos con el virus, no hay que detenerse, ya que ofrecemos muy buena calidad y los visitantes regresarán», anima Vich. Desde la compañía mallorquina Garden Hotels, que gestionará el nuevo del paseo del Born, también son optimistas y añaden que este año «ha servido para aprender cómo aplicar con la máxima exigencia las medidas para prevenir la covid, ya que ofrecer seguridad es uno de los principales valores a la hora de elegir las vacaciones».

Can Feliu, en la calle Concepció.

Así lo harán en el Nivia Born Boutique Hotel, que prevé abrir la próxima primavera, «si no hay más sorpresas». Está ubicado en el número 10, aunque se accede por la calle Peraires, y muchos palmesanos recuerdan el lugar porque albergó desde la década de los 50 las oficinas centrales de Iberia en Ciutat. «Entrar allí era todo un acontecimiento, por el ambiente, la moqueta... y porque significaba que ibas a comprar pasajes de avión. Casi no había otro sitio para hacerlo y en esa época el mundo de la aviación, con los pilotos y azafatas, tenía un aura especial». Lo cuenta Blanca Rosselló, que en los años 60 y 70 vivía muy cerca de este singular edificio. Ahora es la interiorista del establecimiento y ha querido reflejar el estilo mid century que rememora de su infancia.

Can Coll, en el Forn de la Glòria.

El Nivia, ‘mid century’

El guiño a las compañías aéreas estará sobre todo en la recepción, situada en la séptima planta, en la que también habrá una terraza con vistas a la Catedral y el mar. Las 24 habitaciones mantendrán la estética de los 50, «con un aire sofisticado y pensado para quien viene a Palma de compras, con armarios sin puertas y un amplio tocador, entre otras cosas». Y en las zonas comunes se plasmará la esencia del paseo del Born, que «siempre ha tenido un toque de romanticismo, con la vegetación, los antiguos cafés y sastrerías, la gente que iba a pasear...»

El casal de la calle Palau Reial antaño denominado el Ardiacanat.

La intervención de Rosselló rescata los orígenes del inmueble pese a no estar protegido, aunque el resto de edificios que se están reformando como hoteles sí que son obligados a ello debido a su valor arquitectónico. Como por ejemplo el casal de la calle Palau Reial llamado antiguamente el Ardiacanat y después Can Cirera. La rehabilitación recuperará el esplendor del arco y el patio de estilo gótico, así como las dos ventanas renacentistas y otros elementos históricos, mientras que la veintena de habitaciones previstas conservarán el estilo clásico del inmueble. Durante el siglo pasado era conocido porque allí vivía el erudito Jaume Cirera Prim, cuyo archivo se encuentra enfrente, en la biblioteca March. En el XVI perteneció a la familia Vivot, pero posteriormente pasó a manos de la Iglesia, de ahí el nombre de Ardiacanat.

Al final de la calle Concepció, una antigua fábrica de jabón del siglo XVIII dio paso a un edificio neoclásico denominado primero Can Feliu y después Can Nadal. El próximo 2021 albergará un nuevo establecimiento de lujo con 32 habitaciones y un jardín interior colindante a la iglesia de la Sang. «La reforma respeta al máximo la esencia del inmueble y rescata los elementos originales ocultos, como los arcos tapiados, constituyendo una envolvente histórica cuyo interior tendrá un estilo nórdico y alguna referencia clásica», como describen desde el estudio de arquitectura de Jordi Herrero. Un año más tardará el casal Can Coll, en la Llotja, en abrir sus 16 habitaciones de alto standing a menos de 50 metros de otros tres hoteles boutique.

Todavía no hay obreros en el antiguo comercio emblemático Casa Roca, pero en breve tendrá la licencia para convertirse en apartamentos turísticos, por lo que el edificio de Francesc Roca también acabará sumándose a la transformación del casco antiguo como destino vacacional.

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