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El futuro del Colegio Montesión

La Compañía de Jesús planea una restauración a fondo de la parte histórica del edificio y de la iglesia, además de la reestructuración de salas y patios y la recuperación de la antigua librería que durante siglos estuvo en este lugar

El futuro Colegio Montesión

El futuro Colegio Montesión M. Mielniezuk

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El futuro Colegio Montesión Montse Terrasa

A las once de la mañana, el griterío propio de un colegio rompe el silencio de la calle. Es la hora del patio de los alumnos de Montesión, que en cuestión de cuatro años trasladará lo que queda de docencia en este colegio del centro histórico a Son Moix. Empezará entonces una remodelación ambiciosa. Las aulas que hoy ocupan los adolescentes se reconvertirán en habitaciones de residencia para la tercera edad, con unas 120 plazas. Se ampliarán pasillos, se rebajarán suelos, se abrirán ventanas donde no las hay, se recuperarán antiguos elementos arquitectónicos y se eliminarán añadidos sin valor... Salas, salón de actos y biblioteca también se reestructurarán por completo para acoger un museo.

«Montesión no se cierra. Seguirá siendo el Colegio y el director tendrá su despacho oficial, habrá salón de actos y el uso de la iglesia será para los alumnos. Lo que se traslada es la docencia», remarca Javier Monserrat, superior de los jesuitas en Mallorca, durante un recorrido por este centro, donde se ha formado y enseñado a pensar a muchísimas generaciones de jóvenes a lo largo de sus 460 años de historia.

El revuelo a las horas de entrada y salida de alumnos y profesores se apaciguará con el traslado y la reconversión en residencia, señala Monserrat como algo positivo para el barrio. «Montesión, que siempre ha estado al servicio de la sociedad, va a ampliar ese servicio», añade el jesuita sobre estos planes de futuro que han conmocionado a los antiguos alumnos del centro.

El Cardenal Despuig, Miquel Costa i Llobera, Antoni Maura, Josep Maria Quadrado y, en una época más reciente, Gabriel Cañellas y Fèlix Pons estudiaron en Montesión, son solo algunos nombres de una lista «innumerable» que menciona el superior de la orden religiosa. La historia de Montesión en Palma también está ligada a dos santos: San Alonso Rodríguez, quien fue portero del Colegio, y San Pedro Claver. Todos ellos formarán parte del futuro museo.

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El futuro del Colegio Montesión

Las fases

El primer paso para iniciar la restauración de toda la manzana de Montesión, que llevará a cargo el arquitecto Guillermo Reynés, es la ampliación de las instalaciones en Son Moix, obra a cargo del hijo del mencionado arquitecto, para trasladar allí a los 500 alumnos de Bachillerato y ciclos formativos y a los 60 profesores, además del personal administrativo. El anteproyecto está ya concluido y pronto se presentará ante el Ayuntamiento para que sea aprobado, de forma que las obras podrían comenzar en un año, apunta Monserrat.

Al mismo tiempo, la Compañía de Jesús, que financia las obras y cuyo presupuesto no ha sido revelado, prevé iniciar la restauración de la parte histórica de Montesión. En los tres pisos que hay sobre la gran sacristía se habilitará una residencia para jesuitas. En la iglesia, se asegurará la estructura, se eliminarán humedades y se limpiará el altar mayor, entre otras muchas actuaciones. Una inspección técnica realizada el pasado año reveló serios problemas y riesgo de derrumbe en algunas partes del edificio. Más adelante, se quiere llevar a cabo una restauración artística para recuperar, entre otras cosas, los azules de las columnas y los dorados del retablo del altar mayor, para lo que buscará financiación externa.

En esta primera fase de restauración, se comenzará con la remodelación de las distintas salas que acogerán el museo sobre el Colegio Montesión y su «contribución al nacimiento de la sociedad civil mallorquina». El actual salón de actos, de grandes dimensiones, situado en el primer piso accediendo desde el claustro, se reformará con la intención de volver a instalar allí la antigua biblioteca y la librería de madera del Colegio, que llegó a contar con más de 10.000 libros antes de que los jesuitas fueran expulsados por Carlos III, en el siglo XVIII, y su fondo bibliotecario pasara a la Universidad Literaria. Como recuerda el cronista de Palma, Bartomeu Bestard, en su artículo La olvidada librería luliana de Montesión, «los orígenes de esta librería se remontan al año 1562, momento en que se creó el colegio de Montesión, ligado intrínsecamente a la labor de la Compañía de Jesús. Desde esos momentos el colegio poseyó libros y manuscritos que fueron aumentando mediante donaciones de bibliotecas particulares y adquiriendo nuevos ejemplares gracias a las aportaciones económicas». A mitad del siglo pasado, su trabajada estructura de madera acabó montándose en la Casa de Cultura, adonde se llevaron también parte de los libros, ya que otros acabaron en el Palacio Real de Madrid. Cuando el edificio de la calle Ramon Llull se reformó, los libros de Montesión se enviaron a Can Salas y la estructura de la librería se guardó en un depósito, comenta Javier Monserrat. 

El antiguo patio de columnas que hoy es una especie de pista con canastas de baloncesto donde algunos estudiantes salen a despejarse durante los descansos deja ver restos de los pilares que le dieron nombre. La intención de los jesuitas es dejar al descubierto esos antiguos elementos y crear un escenario exterior para actos que podría ser utilizado tanto por la residencia como por el museo.

Muy cerca de este patio, al que asomarán habitaciones de la residencia, está el salón gótico, de techo abovedado y que ahora se utiliza como biblioteca. También esta sala sufrirá una transformación, se intentará recuperar la altura original, rebajando el suelo, y allí se colocarán los grandes cuadros de San Alonso que posee Montesión, aunque «no todos», ya que el fondo pictórico de esta institución además de valioso es muy amplio. Durante el paseo, el superior de los jesuitas muestra algunas de esas joyas, como La Inmaculada Concepción, de Miquel Bestard, obra del siglo XVI; otra virgen atribuida a la escuela de Juan de Juanes, o el retablo gótico del conocido como Maestro de Montesión, la pieza más valiosa «que siempre ha acompañado a los jesuitas en Mallorca» y que luce vivos sus colores originales. 

La entrada a la futura residencia se hará por el patio que da a la calle Sant Alonso. Tanto el muro que delimita con el exterior, «en muy mal estado», según Monserrat, como la fachada de esta parte del edificio serán restaurados en estilo mallorquín. 

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