Tras una semana con varios paros parciales, la huelga de 24 horas y los servicios mínimos cogieron desprevenidos a pocos, pero aun así causó molestias y trastocó los horarios de miles de usuarios que a diario utilizan los autobuses de la EMT y que ayer esperaron más de lo nomal en las paradas. Estudiantes, trabajadores y jubilados padecieron retrasos de más de media hora durante todo el día.

“Me han tenido que venir a buscar. Yo entro a las siete a trabajar y ha tenido que venir a buscarme un compañero porque, si no, llegaba tarde al trabajo. Y mañana ya veremos. Esto nos afecta sobre todo a los trabajadores que tenemos que entrar tempranito, nos afecta mucho”, explicaba María Antonia Fernández mientras esperaba el autobús ayer al mediodía. A esa hora, ya finalizada su jornada laboral, ya no le importaba esperar el autobús más rato o incluso irse andando a casa, pero a primera hora del día, se había quedado sin opciones para llegar a tiempo a trabajar. “Madre mía... Yo no tengo quien me traiga...Podía ir andando, de noche, pero no me atrevo... Y el compañero me ha llamado y ha venido a buscarme”, detallaba esta mujer, usuaria de la L7. “Si no viene el bus ahora, me voy andando porque no tengo prisa, pero por la mañana me afecta mucho, a mí y a mis compañeras”, reiteraba. “Esperemos que se arregle esto pronto”, deseaba mientras seguía esperando en la parada.  

La joven Manar había llegado tarde al dentista por culpa del retraso que llevaba el bus. “Me ha fastidiado un poco porque no he podido llegar a la hora... Muchas veces cojo el bus y veo que entre uno y otro siempre hay que esperar más de lo normal, y eso me complica las citas que tengo, como la del dentista o baile”, se quejaba, cuando ya llevaba más de media hora esperando el 3 y justo antes de que este apareciera por la parada de la plaza Joan Carles I.

Un “caos”

“Esta mañana ya he esperado 20 minutos en las Palmeras, en la calle Aragó, y ahora, veo que me toca esperar 28 minutos más”, se resignaba Ana González, quien justo acababa de perder el bus de la L3. “Además está el agravante de que vienen saturados de gente, llenos a tope y no se guardan las distancias, incluso hay gente que la mascarilla la lleva debajo de la nariz... Es un caos, yo creo que esto merece que se sienten de verdad a negociar y lleguen a buen término, ojalá que se acabe pronto”, manifestaba esta otra usuaria.