Francisca Pizà Sastre dedicó la mejor de sus sonrisas a su familia ayer, cuando cumplía 105 años. Tuvo que celebrar tan impresionante aniversario separada de sus seres queridos, ya que vive en una residencia y las visitas están limitadas. Aun así, el cariño de los suyos no le faltó y le sorprendieron con su felicitación.

Debido a las estrictas normas sanitarias, la única visita que Francisca pudo recibir ayer fue la de su hijo, Vicenç Planells Pizà, quien la acompañó al jardín de la residencia. Desde allí pudo saludar al resto de la familia, que permanecía fuera del recinto. Su nuera, sus dos nietos y los tres bisnietos habían acudido y, aunque a cierta distancia, le hicieron esta foto para el recuerdo y le cantaron Cumpleaños feliz.

"Está bien, no tiene covid y de cabeza, está perfecta", contaba ayer uno de sus dos nietos. "Es una máquina jugando a cartas, a dominó, a lo que sea", añadía sobre su abuela.

Francisca Pizà nació el 21 de agosto de 1915 y ha sido vecina del barrio dels Hostalets hasta que tuvo cien años. Se casó, pero enviudó en 1975. A lo largo de su vida activa trabajó como modista durante más de 30 años en la conocida tienda La Primavera, situada en la calle Tous i Ferrer.

Una fractura de cadera fue la causa de que tuviera que dejar su domicilio y entrar en una residencia. En la actualidad, Francisca vive en DomusVi, uno de los centros intervenidos por la conselleria de Salud durante el estado de alarma.