El Club Marítimo Molinar de Llevant exige al futuro presidente de la Autoridad Portuaria tras el cese de Joan Gual de Torrella que paralice el concurso público que este convocó una semana antes de ser detenido. La entidad pedirá al nuevo responsable político que explique por qué fue desestimada la concurrencia de proyectos que presentaron hace nueve meses para gestionar los amarres. "No se llegó a publicar, a pesar de que fue el propio Gual quien nos animó en una asamblea a presentarla y a que retirásemos nuestro proyecto del puerto, que estaba en Madrid", afirma el presidente de la junta gestora, Francisco Muñoz.

Ante tal "indefensión", estudian llevar a los tribunales el rechazo a su propuesta y su sustitución por un concurso en el que ganará "la oferta más ventajosa", tal como detallan las bases del certamen, publicadas el 16 de julio. "Nunca se dictó una resolución sobre la desestimación de la concurrencia de proyectos, por lo que el club no pudo alegar contra esa decisión", esgrime Muñoz. Dicha figura para la contratación pública difiere del concurso en que "solo podían participar los clubes náuticos y no prevalecía la oferta económica". En cambio, ahora el puerto del Molinar podrá ser gestionado por cualquier empresa con ánimo de lucro, según los pliegos, por lo que los socios de la entidad centenaria se quedarán sin amarres. "Gual aseguró que el Port Petit tendría un fin social y deportivo, pero ha demostrado lo contrario", como lamentan desde el club.

También solicitarán al futuro nombramiento de la presidenta del Govern, Francina Armengol, "que revise todos los expedientes y licitaciones en curso, incluida la del Molinar, porque la presunta trama de corrupción se halla bajo secreto de sumario y no se sabe qué saldrá", advierten miembros de la junta gestora, que el sábado celebraron una asamblea con una veintena de socios y les explicaron cuál es la situación actual.

Además, acordaron modificar el proyecto de la concurrencia para adaptarlo al concurso, al que finalmente se presentarán para no perder la posibilidad de ganar, pese a que son "conscientes de que si se adjudica al mejor postor, es muy difícil que un club como este pueda competir en igualdad de condiciones", añaden. Según cálculos del ingeniero, podrían gestionar unos 90 amarres en los 4.000 metros cuadrados de espejo de agua disponibles, aunque hay que quitar el espacio que necesite la Federación Balear de Vela para sacar y meter sus embarcaciones, ya que se está construyendo un nuevo inmueble para su sede. Otra preocupación de la junta es "qué ocurrirá con la reforma del edificio actual", porque aún no ha salido su licitación y temen que lo tenga que hacer el nuevo gestor.

Apoyo de la asociación

La Asociación de Clubes Náuticos de Balears apoya la petición del Molinar de paralizar el concurso y reclama a la Autoridad Portuaria "una mayor sensibilidad" hacia la entidad fundada en 1917, la más antigua de Mallorca y la segunda de España. Afirma que la pérdida de la concesión haría "inviable su supervivencia", por lo que insta al organismo estatal a recuperar la competencia de proyectos, que la Ley de Puertos del Estado prevé para "proteger la náutica social y salvaguardar el derecho de acceso al mar de las economías modestas". De lo contrario, el club "está condenado a desaparecer", lo que sería "un fracaso irreparable".