La emergencia sanitaria provocada por la Covid-19 ha tenido como consecuencia un efecto beneficioso para la calidad del aire de la ciudad. La drástica disminución de la circulación, que en el momento del confinamiento total llegó a superar el 85%, provocó también una importante disminución de los niveles de dióxido de nitrógeno generado por la combustión de los vehículos de hasta el 62%.

Este porcentaje se ha ido reduciendo durante la desescalada y es probable que en pocas semanas vuelva a los niveles de antes del confinamiento. Por ello, desde el departamento de Movilidad de Cort, el concejal Francesc Dalmau manifiesta que "no hay que bajar la guardia" y que hay que seguir trabajando para reducir la contaminación porque seguimos estando "ante una emergencia climática".

Para ello, asegura que la denominada Palma 30, con la limitación a 30 kilómetros por hora de la velocidad en más del 90% de las calles de la ciudad, junto con la ampliación de la red de carriles para bicicletas, favorecer el transporte público y alternativo y seguir ganando espacio para los peatones, son actuaciones que deben continuar. Como deben hacerlo todas aquellas inversiones que cuentan con financiación.

El concejal es consciente de que la capacidad de inversión para que los ciudadanos siguan ganando espacio a los vehículos "es muy limitada". Por ello, apuesta por lo que denomina "urbanismo táctico", consistente en ir peatonalizando espacios, aunque no se ejecute de forma inmediata la inversión para su transformación, tal como se ha hecho, por ejemplo, en Velázquez.