La bandera roja volvió a ondear ayer en las playas de Can Pere Antoni y Ciutat Jardí debido a los vertidos de aguas fecales tras las intensas lluvias registradas en la noche del martes. El resto de arenales urbanos (Ciutat Jardí, Cala Estància, la Platja de Palma, Cala Major y Sant Agustí) permanecieron abiertos con normalidad.

El área de Medio Ambiente de Cort, explicó que las precipitaciones provocaron una vez más vertidos de aguas mixtas (pluviales y residuales) en la estación impulsora de es Baluard y en el torrente Gros, que desembocan en estas dos playas.

Can Pere Antoni y Ciutat Jardí permanecerán cerradas al baño por precaución a la espera de los resultados de las analíticas de las muestras de agua tomadas ayer mismo.

Desde la Empresa Muncipal d'Aigües i Clavegueram (Emaya) reiteraron que se prevé paliar esta situación (con la reducción estimada del 80% de los vertidos actuales) con la puesta en funcionamiento del nuevo colector interceptor que en estos momentos se está construyendo con fondos procedentes del canon de saneamiento y el tanque de laminación o de tormentas que se levanta junto a la depuradora del Coll d'en Rabassa, que permitirá retener varias horas el líquido recogido para que no desborde la planta.

Control de la Covid-19

Por otra parte, tal como se informó ayer desde el ministerio de Transición Ecológica, la depuradora del Coll d'en Rabassa es una de las 30 de toda España en la que se recogerán muestras para la detección de restos del virus SARS-CoV-2 que provoca la Covid-19 y alertar de esta forma de posibles rebrotes de la enfermedad.