Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Aventura

La vuelta al mundo en bicicleta del palmesano Miquel Sorell

Empezó a pedalear en Barcelona y ha llegado hasta Tesalónica (Grecia), donde ha pasado el confinamiento: "Cuando abran las fronteras quiero empezar la ruta por Asia"

6

La vuelta al mundo en bicicleta del palmesano Miquel Sorell

"Me acostumbré a levantarme sin despertador, a no mirar el reloj, a no tener que correr para llegar a la oficina. Supe que no era para mí, me agotaba mentalmente, todo estaba programado. No había aventura, no había adrenalina". Estas palabras acompañan una imagen de Miquel Sorell (Palmaen su cuenta de Instagram, en la que sale tomando una bebida caliente con medio cuerpo fuera de la tienda de campaña que le da cobijo desde el pasado mes de octubre. Fue entonces cuando se despidió de Mallorca sin planes de regresar. Se fue con su bicicleta, una tienda de campaña, y algunos utensilios de primera necesidad. "Subí al ferry para llegar a Barcelona y desde allí empecé mi ruta en bici. Ya he pasado por Francia, Italia, Eslovenia, Croacia, Montenegro, Albania, Macedonia del Norte y Grecia, donde he pasado el confinamiento. Cuando pase todo esto y pueda cruzar fronteras, mi plan es ir hacia Asia". Ahora, Sorell se considera un nómada del siglo XXI y está cumpliendo un sueño: dar la vuelta al mundo en bicicleta.

El palmesano decidió hacer las maletas cuando renunció a un trabajo estable y a un "estilo de vida con más comodidades". Fue en el año 2018, y en ese momento decidió emprender su primera aventura como mochilero. El lugar elegido fue África. Estuvo unos siete meses en el continente moviéndose con transporte público y autostop, desde Uganda y hasta Sudáfrica, pasando por Kenia, Tanzania, Zambia, Botswana y Namibia. "Estuve muy en contacto con la gente local. Viajaba poco a poco, sin prisa. Colaboré con algunos proyectos, como una escuela-orfanato en un pueblo de Uganda o en un hostal en Sudáfrica. Y tuve la fortuna de colaborar con una agencia de safaris a cambio de fotografías que me permitió descubrir la fauna salvaje de Tanzania", explica el mallorquín.

Fue en ese viaje que descubrió una nueva forma de viajar, más pausada y de bajo coste. "Al regresar del continente africano decidí que la próxima aventura sería sobre dos ruedas. Ahora tengo la sensación de tener una casa móvil, y la bicicleta se ha convertido en una buena amiga. No sé si daré la vuelta al mundo, pero es una manera de decir que no tengo planes", comenta Sorell, que ha pasado el confinamiento en Tesalónica (Grecia). Sus imprescindibles son: una esterilla, saco de dormir, una pequeña cocina, ropa, buen calzado, el móvil, un botiquín de emergencias, herramientas para la bici y luz. "Con esto ya te puedes lanzar a la aventura".

Sorell, que es graduado en Periodismo, desde siempre ha tenido curiosidad para saber cómo vive la gente de su alrededor (y más allá), cómo es y qué hace. Considera que viajar es otra manera de observar estas realidades y que, además, "te permite llegar a un mundo interior del que se puede aprender mucho": "Viajar en solitario te enseña a ser resolutivo y te obliga a estar atento. He pasado muchas horas mirando mapas y solo puedo decir que la tierra es maravillosa con todas sus formas y espectáculos naturales", apunta. El palmesano agradece haber tenido "suerte" durante este primer medio año de ruta en bicicleta por Europa porque no le ha pasado nada "extremo", y opina que "viajar despacio hace que normalices lo que te rodea". Aún así, lo que más le ha sorprendido de esta experiencia es "la hospitalidad de algunas personas, vayas donde vayas"; y lo que más le ha impactado, los grandes contrastes que hay en el mundo.

Sorell entiende el concepto de viajar como una oportunidad de conocer con más profundidad otros lugares, personas y culturas, "ver más allá de las atracciones creadas por el consumismo y disfrutar de los ecosistemas naturales y la riqueza cultural del planeta". No le interesa, en cambio, el acto de viajar como representación de un período de "vacaciones": "En este sentido, el viaje representa saborear comodidades a las que no solemos acceder, así como la monetización de todo tipo de experiencias. El lugar se convierte en algo secundario, mientras que lo principal es la experiencia personal, el recuerdo y las fotos para Instagram", reflexiona.

Sin intención de volver

"No tengo la sensación de echar de menos a la gente que quiero, creo que uno tiene que vivir con plenitud con uno mismo y con su presente, aunque los amo igual y, hoy en día, con los móviles, la conexión es casi diaria". Así responde Sorell a la pregunta de si echa de menos a su familia y amistades, y señala que viajar en solitario significa conocer a mucha gente durante el camino, pero también pasar muchas horas con uno mismo. "Te tiene que gustar estar solo y tienes que poder prescindir de la compañía".

En ningún momento se ha planteado regresar, ni durante la pandemia del coronavirus. Igualmente, dice, "si vuelvo sería para irme otra vez". Su plan, que no tiene calendario ni rutas ni concreciones, es estar "por el mundo" unos cuatro o cinco años más: "Evidentemente tendré que trabajar, voy a parar en varias ciudades, donde vaya bien. Descansaré para volverme a cansar, pero la idea es llevar una vida nómada".

Sorell salió de la isla con pocos ahorros, pero suficientes para subsistir una buena temporada. Su límite es gastar 300 euros al mes. Ahora está trabajando en una página web: "Espero, en un futuro, tener suficientes ingresos de internet, y así poder viajar muchos años. El sueño es ser nómada digital y trabajar desde internet". Miquel Sorell comparte algunas fotos de su viaje en Instagram (@miquelsorell) y ha editado algunos vídeos de esta aventura en bici que se pueden ver en su canal de YouTube (Ser Nómada). "Me gusta compartir mi viaje, pero tengo claro que no quiero ser un esclavo de las redes. Mi idea es poder hacer vídeos con un contenido más documental", manifiesta.

El palmesano, que recuerda que a sus 16 años paseaba por Ciutat con su cámara para captar lo que observaba, apunta que viajar no cambia a las personas (al menos a él), sino que es una manera de crecer: "Yo decido seguir estos pasos, me ayudan a formular mi pensamiento y elegir la manera de vivir. Me ofrecen perspectiva y veo que no hay una sola posibilidad de vivir la vida. Las respeto todas, pero conocer otras opciones no puede ser más que enriquecedor. Yo elijo ser nómada".

Compartir el artículo

stats