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Paisaje de tejados en peligro

Las energías alternativas han sido una reivindicación histórica del movimiento ecologista y tontos seríamos de no comulgar con la idea

Las antenas y las parabólicas 'destrozan' las vistas desde las azoteas de Ciutat. S.L.

Las energías alternativas han sido una reivindicación histórica del movimiento ecologista y tontos seríamos de no comulgar con la idea. Otra cosa es cómo implantarla, dónde y cuándo. Porque en un momento en que el consumo de energía no disminuye sino que aumenta día tras día y el bienestar se mide por aparatos de aire acondicionado y, dentro de nada, por coche eléctrico per cápita, corremos el peligro de que la energía solar se convierta en una fuente energética que sumar a las otras y a un gran coste que no se ha valorado: la pérdida de nuestro paisaje. De bendición a maldición.

Acabo de ver un anuncio publicitario con el lema "la revolución de los tejados". Hay empresas pioneras que quieren hacer negocio con una parte esencial de nuestro entorno.

Les advierto que el código técnico de la construcción ya se encarga de maltratar nuestros terrados obligando a colocar todo tipo de trastos para aumentar la eficiencia energética del inmueble. Y no importa si los tejares cierran y perdemos aquellos tejados bien hechos que aislaban del frío y del calor mucho mejor que las cubiertas actuales.

Te subes ahora a las terrazas de la Catedral o de Santa Eulalia y ya no disfrutas tanto de la vista porque a las parabólicas, antenas y turbinas de aire hay que añadir las enormes placas solares que tienen buena prensa pero dan muy mal rollo. El conjunto del Centro Histórico de Palma está declarado Bien de Interés Cultural pero esas minucias paisajísticas que traen las nuevas tecnologías no se evitan. Basta ver los hermosos cableados de nuestras fachadas. Creo que en Granada sí tienen muy celoso su paisaje y puedes seguir disfrutando de él cuando miras la ciudad a tus pies. En cualquier caso no solo habría que pensar en el centro, también es maltratar los sentidos que los techos de nuestros barrios sean colonizados por chatarra.

Pero la cosa no se queda ahí y el terreno rústico también corre peligro. Las llamadas huertas solares tienen vía libre para crecer y multiplicarse y dicen que es un eje esencial del desarrollo salvador de nuestra economía.

Ya en la época de Zapatero se arrancaron miles de vides en la tierra de mis antepasados para plantar enormes artefactos negros, feos de narices, porque muchos creyeron hacer el negocio del siglo. La uva no daba mucho, pero las ganancias de las placas duraron poco y de huertas pasaron a cementerios de desechos metálicos.

La evolución tecnológica y las empresas vinculadas te obligan a consumir durante todas las etapas de su desarrollo para no quedarte atrás. Lo hemos vivido con los televisores que de necesitar una mesa enorme y sólida para ponerlo encima, hemos pasado a tener una pantalla casi de cine colgada con un clavito de la pared. Y con los móviles, que de zapatófonos han evolucionado a ordenadores minúsculos. Mi duda es si pasará lo mismo con las placas solares y tendremos que pagar el pato de perder armonía en nuestro entorno y terreno verde de verdad para nada.

Puestos a dudar, me pregunto porqué no se investiga más en obtener energía de los kilómetros interminables de caluroso asfalto ya que en Mallorca, gobierne quien gobierne, son tan aficionados al alquitrán. Palma saldría beneficiada con tanto cinturón que se reproduce y la encorseta.

Lo moderno siempre ha pasado por encima de lo razonable hasta que se estrella. Pero a veces el mal ya está hecho y en el tema de las solares llevamos camino. Algunas empresas están al acecho porque hay ganancia. Recuerden, la revolución de los tejados le llaman. Y de los campos, añadirán cualquier día.

Es posible conjugar energías alternativas y patrimonio paisajístico si quien manda cae en que una cosa no tiene porqué quitar la otra. Solo hay que tener coraje e inteligencia para hacerlo.

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