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Dinamización

Las clases presenciales en los casales de barrio se aplazan hasta septiembre u octubre

Las asociaciones vecinales habían reclamado a Cort instrucciones para reabrir este verano

Imagen de archivo de una actividad infantil en el casal de Secar de la Real. M. garau

Los talleres de los 32 casales de barrio que hay en Palma no volverán a impartirse de manera presencial hasta septiembre u octubre. Las asociaciones de vecinos habían reclamado al Ayuntamiento unas directrices básicas para retomar clases, pero de momento no ha habido respuesta y desde el área de Participación Ciudadana se explica que se está trabajando para reiniciar clases con el inicio del próximo curso.

De los 32 casales de barrio, siete son municipales gestionados por la empresa Estudi 6. El resto son responsabilidad de distintas asociaciones de vecinos, que durante estas últimas semanas han reclamado a Participación Ciudadana "una mínima organización", que no contradiga las recomendaciones de seguridad e higiénicas que se conocen hasta ahora, según explica Joan Forteza, presidente de la Federació d'Associacions de Veïns de Palma.

En algunos casales, como el del Coll d'en Rabassa, hay un amplio espacio al aire libre que permitiría impartir algunas clases, pero ante la falta de permiso, no se ha llevado a cabo, comenta Forteza.

Cort alega que no se puede organizar el reinicio de estas clases y talleres hasta conocer las instrucciones del Ministerio de Sanidad, hecho que implica que todavía se desconozca cuántos alumnos por clase o taller se podrán admitir. Sus previsiones es que la actividad presencial se retome con el siguiente curso escolar.

La declaración del estado de alarma y la cancelación de servicios no esenciales a mediados de marzo obligó a interrumpir la actividad en los casales de barrio. Y con la suspensión de las clases presenciales, muchos de los monitores se han quedado sin una parte importante de sus ingresos, entre 150 y 300 euros mensuales, que corresponden a la parte que aportan los alumnos de cada clase, indica Forteza sobre el funcionamiento de estas instalaciones que dependen de las asociaciones. En ellas, el profesor cobra una parte fija de su sueldo mediante una subvención y el resto procede de los inscritos a su taller.

Sí han podido cobrar la totalidad de su sueldo la veintena de dinamizadores, con contrato de obra, añade Forteza.

Algunos monitores han optado por dar clases telemáticas, oferta que también ha impulsado el Ayuntamiento, aunque no ha llegado al nivel de seguimiento que tenían los talleres presenciales.

Para este curso ya finalizado, los 32 casales de barrio tenían programados casi un millar de actividades por 44 euros al trimestre de media, una oferta que suele contar con más de 15.000 inscritos. Algunos locales llegan a tener 1.500 o 2.000 alumnos, como son los de Santa Catalina y s'Escorxador, respectivamente.

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