Dirán que se trata de un ejemplo de coordinación policial, pero lo cierto es que ayer por la mañana se encontraban en la plaza de España, nada más y nada menos que al menos tres patrullas de las policías Nacional y Local. La primera, con dos vehículos aparcados sobre la plaza, y la segunda, integrada por dos agentes a pie, o al menos sin ningún coche a la vista. A este despliegue de efectivos se unió también, al menos durante las primeras horas del día, una unidad, con vehículo incluido del servicio de Protección Civil del Govern. En todos los casos, además de otros cometidos, los agentes se dedicaban al reparto de mascarillas entre las personas que querían acceder al transporte público y no disponían de ellas, además de controlar si el ciudadano en cuestión, al que invariablemente paraban, se dirigía a su puesto de trabajo o no. Eso sí, excepto los efectivos de Protección Civil y de la Policía Nacional, que ocupaban prácticamente el mismo espacio sobre la plaza, los agentes estaban físicamente separados por una considerable distancia. Lo dicho, juntos, pero no revueltos.
Acaba el confinamiento total
Si con el denominado confinamiento total, que ha coincidido con los días festivos de Pascua, el número de vehículos que circulaban por las principales calles de la ciudad no disminuyó, sino que se incrementó, ayer, con el reinicio del trabajo de las actividades no consideradas esenciales, que no habían parado, se volvieron a escuchar los sonidos habituales de la actividad ciudadana: del tráfico rodado, de la maquinaria de construcción o el de los taladros que revelan algún trabajo casero.
