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En estado de alarma

El Crist de la Sang no entrará en la Catedral de Mallorca

El Jueves Santo más atípico de la historia se celebra sin la procesión más importante de la isla, que tampoco disfrutó ayer del Davallament

Silencio sepulcral. Es lo único que tendrán en común el Jueves Santo del estado de alarma por la pandemia del coronavirus y el de los años anteriores en el preciso momento en que el Crist de la Sang salía de la iglesia donde hoy permanece confinado. El resto de las imágenes tradicionales de la Semana Santa quedan ahora en el recuerdo de los asistentes y, sobre todo, en la nostalgia de los más de 4.000 penitentes que a estas horas estarían preparando sus capas, túnicas y capirotes para llenar Palma de color. Los devotos del Crist de la Sang tampoco pudieron disfrutar del Davallament, que se tendría que haber celebrado ayer en una abarrotada iglesia de la Anunciació, algo impensable en tiempos en los que debemos guardar la distancia social.

Ni procesiones ni eucaristías en comunidad, solo a través de la televisión (IB3 y Canal 4) y de los numerosos sacerdotes que se han sumado a las redes sociales y el streaming para continuar dando misa a sus feligreses. El obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, les envió una misiva poco antes de estos días de Pascua con el fin de orientarles en esta situación tan extraña para todos y animarles a seguir repicando las campanas de sus parroquias a las 20 horas en homenaje al personal sanitario y el resto de los que luchan contra la expansión del Covid-19.

Y aunque este año el Crist de la Sang no recorra de madrugada la ciudad para acabar en la Catedral, quienes quieran ver imágenes de las procesiones tienen un vídeo creado por el fotógrafo aficionado Pep Pérez Castelló titulado El año en que la Semana Santa nunca llegó, un homenaje a los cofrades, sus asociaciones, a quienes nos han dejado y a sus familiares.

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