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Patrimonio

ARCA recuerda sus batallas

La asociación conservacionista revisa durante este confinamiento sus campañas más importantes en defensa del patrimonio

La excavadora destruye el Pont des Tren.

En cuanto la ponencia técnica de Patrimonio del Consell de Mallorca aprobó la declaración de BIC del edificio del antiguo parque móvil de Palma, Josep Massot salió disparado hacia la obra con el papel para evitar in extremis que las máquinas derribaran este inmueble racionalista, que Govern y Ayuntamiento de Palma habían previsto eliminar para construir el centro para grandes discapacitados. La anécdota protagonizada por uno de los actuales vicepresidentes de la Associació per a la Revitalización de Centres Antics (ARCA) en 1999 y la foto de esta construcción aún en pie, exponente del estilo racionalista, forman parte de las batallas ganadas en la historia de esta entidad conservacionista.

En estos días de confinamiento, ARCA está repasando las campañas que ha llevado a cabo desde que se constituyó en 1987 en una época en la que "no había ninguna sensibilidad por el patrimonio", explica el historiador Xavier Terrasa, responsable de esa revisión histórica. El fin de ARCA era "abrir los ojos a la ciudadanía" y dar vida a la parte antigua y abandonada de Palma, comenta.

La primera gran campaña se lanzó para evitar que sa Riera se convirtiera en un aparcamiento y su superficie se cubriera. Era 1988 y tuvieron como aliados al GOB. De hecho, Terrasa considera que ARCA fue la versión del movimiento ecologista en el ámbito cultural.

De esos inicios, Terrasa recuerda los nombres del primer presidente de ARCA, Manuel Oliver Moragues, y los de Mercè Truyols, Joan Pascual, Jaume Garau, Amador Crespí, Eduard Miralles, Mariano Salvà, Alfons Sard, Aina Pascual y Pilar Nadal. "Cuatro enamorados del patrimonio", añade Àngels Fermoselle, vicepresidenta de la asociación, presidida en la actualidad por Pere Ollers.

A la campaña de sa Riera siguió la lucha por salvar sa Gerreria, junto con la Federació d'Associacions de Veïns de Palma y el GOB. En este caso, la batalla se ganó solo en parte, ya que ARCA y sus aliados querían una rehabilitación más respetuosa y no el desarrollo urbanístico que se permitió.

En cambio, entre sus victorias, Fermoselle destaca haber conseguido "un plan de protección digno" para el barrio de Santa Catalina y el resultado de la lucha colectiva, de la mano de otras muchas entidades, para mantener el port petit del Molinar.

Sa Feixina, con un proceso judicial en curso, Can Serra, El Temple, Can Weyler, los muros de Bellver y el convento de Sant Jeroni son solo algunos de los elementos patrimoniales que ARCA insiste en proteger. Quiere evitar que tengan el mismo final que el Pont des Tren, Can Bibiloni, Olis Batle, la casa de Falla en Gènova, Son Mosson junto al aeropuerto...

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