La desidia prolongada y los intereses inconfesables siguen abocando al antiguo monasterio de Santa Elisabet d'Hongria de Palma -conocido popularmente por Sant Jeroni- hacia su completa destrucción. Cerrado hace casi cinco años, después del traslado de las últimas monjas que lo moraban a Sant Bartomeu de Inca, el abandono y la dejadez eclesiástica e institucional están haciendo estragos en este importantísimo conjunto patrimonial, que data de la época medieval.

El último capítulo del cúmulo de negligencias tuvo lugar el pasado domingo: la corta pero intensa lluvia caída sobre Palma a media mañana permitió que el agua se colara sobre la cubierta de la iglesia conventual, a través de un boquete abierto semanas atrás en el tejado. Vecinos del barrio de la Calatrava, que vienen mostrando más interés y preocupación por el futuro de Sant Jeroni que sus responsables religiosos y públicos, contemplaron indignados cómo en unos minutos la tormenta ponía en peligro no solo la estructura del edificio, sino los valiosos bienes que contiene. En concreto, el agua caída se depositó sobre la bóveda que cubre el órgano del templo. Se desconoce si también se filtró hacia el interior de la iglesia, y en concreto sobre el instrumento inaugurado el 22 de mayo de 1600, datan los expertos y ambos organistas Arnau Reynés y Antoni Mulet, en su minucioso estudio Orgues de Mallorca (Olañeta, 2001), en el que reseñaban entonces su buen estado de conservación.

El tejado del convento presenta serios desperfectos, producto de la falta de mantenimiento en los últimos años. Hay un agujero en la parte central del mismo, por donde se meten las palomas, y que está situado aproximadamente sobre la sala contigua a la iglesia, donde se encuentra el fuelle manual que proporciona el aire al órgano, un sistema antiquísimo de mancha de los más preciados de Mallorca, según los musicólogos.

No obstante, la preocupación mayor debería ser ahora el grandioso orificio abierto "hace unas semanas, con la última ventolera" que sacudió a la mayor parte de la isla por el temporal Gloria, relata un testigo del deterioro constante. El vendaval se llevó por delante varias tejas sobre la iglesia y las bovedillas, justo sobre las cúpulas de marés que cubren el coro y el órgano. La primera lluvia desde entonces ha causado sin duda daños al inmueble -una grave humedad en el mejor de los casos-, pero "todavía se está a tiempo" de evitar males mayores al instrumento, añade la fuente. Al parecer, otro vecino avisó por teléfono de la apertura del agujero a las monjas que residen en Inca, pero no ha habido ningún movimiento para repararlo.

Sant Jeroni vive sumido desde su cierre definitivo en junio de 2015 en la más absoluta dejadez. Un importante conflicto lo sacude: el litigio por su titularidad que se disputan el Obispado de Mallorca y la orden jerónima litigio por su titularidad que se disputan el Obispado de Mallorca y la orden jerónima que lo habitaba hasta es momento. Aunque las monjas han perdido en dos instancias judiciales distintas (la última en apelación ante la Audiencia de Palma, en septiembre de 2018), que han otorgado la titularidad del convento a la diócesis, ellas se niegan a entregar las llaves al actual obispo Sebastià Taltavull. En su lugar, en 2018 interpusieron una tercera demanda por lo civil en la que siguen reclamando ser las propietarias legítimas de Sant Jeroni, por haberlo habitado durante los últimos siglos.

Las monjas quieren venderlo

Las jerónimas han admitido que su intención era vender el recinto conventual -en Granada y otros lugares hicieron lo mismo, y ahora sus antiguas dependencias son un hotel de lujo-, a excepción de la iglesia, y destinar una parte del beneficio a Cáritas. Acusan de mala fe al anterior prelado Javier Salinas -que fue removido de su cátedra por la relación impropia con su antigua secretaria personal-, y de querer arrebatárselo con malas artes y "por codicia". Por su parte, fuentes diocesanas aseguran que lo único que se ha pretendido desde que Salinas inmatriculara el convento a favor del Obispado es preservarlo de la especulación urbanística. Recalcan que se trabaja para que otra orden lo ocupe y continúe la vida contemplativa en su interior.

En medio de este largo pleito ha habido importantes expolios de obras de arte, piezas de culto y el archivo secular. Sant Jeroni es un Bien de Interés Cultural (BIC), pero esta figura de máxima protección no ha impedido que ya antes de abandonarlo, las propias jerónimas trasladaran por su cuenta centenares de cuadros y otras obras artísticas a Inca. Todo ello con la firme oposición del Obispado, pero que se convirtió en papel mojado tras el aval del expresidente del Consell de Mallorca, Miquel Ensenyat, posicionado abiertamente a favor de las monjas. Algunos historiadores critican enérgicamente que la institución que debería velar por la protección del conjunto patrimonial haya sido precisamente la que permitiera su disgregación. Entretanto, el agua y los pájaros campan a sus anchas por las dependencias de uno de los recintos más valiosos y espectaculares de Mallorca.

Una imagen del órgano de Sant Jeroni.

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  • La Audiencia avala que el convento de Sant Jeroni es propiedad del Obispado
  • Las Jerónimas se niegan a entregar al Obispado las llaves del convento de Sant Jeroni

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