"Palma no está llena de personas normales, hay diversidad, mayores, extranjeros y los especiales", afirma Varinia Barreto, que se autoincluye en este último grupo. "El Ayuntamiento olvida cosas importantes, hace la vista gorda. Ve lo grande, no lo pequeño y que tiene importancia", continúa. Varinia ha formado parte de un equipo de 20 personas que ha inspeccionado distintos lugares de Son Gotleu para detectar qué cosas dificultan que todo el mundo pueda acceder sin problemas a todos los servicios del barrio. No se trata de barreras físicas, sino de las cognitivas y que a menudo no son evidentes. Su trabajo ya ha sido remitido al Ayuntamiento de Palma y están a la espera de saber si habrá mejoras.

El grupo ha inspeccionado el centro de salud, la biblioteca, el colegio Es Pont, el polideportivo Germans Escalas, la Ciberaula y las calles. En su lista de cosas a cambiar hay pictogramas que no son nada explicativos para indicar si un baño es para hombres o para mujeres dentro del centro de salud, que también carece de un gran letrero que lo identifique en su entrada y de carteles en la puerta de cada consulta que indiquen qué medico está de guardia. También han detectado que el tamaño de la letra es muy pequeña en muchos rótulos en la calle... "Debería haber letreros con imágenes y en más idiomas que se entiendan", sugiere Varinia, quien destaca que Son Gotleu tiene mucha población procedente del Norte de África, Turquía y otros países donde dominan el inglés.

"Casi todo tiene que ver con usar letras más grandes en la cartelería, dónde y cómo está puesta la información en los tablones de anuncios... Pero también nos han surgido sugerencias como instalar más bancos y zonas de descanso o reparar los desperfectos de las calles para no tropezar", explica sobre el diagnóstico realizado Mar Sancho, una de las técnicas de apoyo.

El proyecto surgió como una propuesta de la Plataforma de entidades de Son Gotleu a los Presupuestos Participativos del año pasado. Además de detectar esas deficiencias, la iniciativa también pretende reducir la exclusión social y la desigualdad. La organización Mater ha coordinado este trabajo, con la colaboración de Plena Inclusió Illes Balears, la federación de entidades que atienden a personas con discapacidad, explica Sancho. Además de otra técnica más, ha habido 18 evaluadores, escogidos de los colectivos de personas mayores, personas extranjeras o recién llegadas al barrio, personas con discapacidad intelectual y personas en sillas de ruedas. En este trabajo se han implicado el centro municipal de servicios sociales Llevant Nord, el Centro de Salud de Son Gotleu, la Residencia y Centro de Día Son Güells, Jovent, la Residencia Verge de l'Esperança y el Centro Ocupacional Isla, de Mater Misericordiae, en el que son usuarias Varinia e Irene Bueno, otra de las evaluadoras.

Este semáforo se pone en rojo demasiado rápido para los peatones. G.B.

Aunque el proyecto se centra en la accesibilidad cognitiva, el diagnóstico ha servido para recoger todo tipo de dificultades. "Los bancos son muy bajos y a las personas mayores les cuesta levantarse", comenta Irene, quien menciona los "muchos baches", la "mucha mierda de perro" en las calles o el semáforo para peatones que se pone en rojo demasiado rápido para quien cruza en silla de ruedas.

"¿Cuántas personas mayores hay en Son Gotleu que no salen de casa por no tener a un amigo o una persona que los anime a ir a un club de tercera edad?", plantea Bernadí Pujol, evaluador de la accesibilidad en representación de ese colectivo. "Se tiene que evitar y se podría solucionar con unos voluntarios se acercaran e informaran", sugiere. Con el trabajo de campo, él ha conocido la existencia de la biblioteca y está convencido de que muchos otros mayores no la visitan. Bernadí confía en que este diagnóstico servirá para eliminar esas barreras, en muchas ocasiones invisibles.

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