La pala excavadora comenzó esta semana a romper el tramo del paseo elevado junto al puerto del Molinar para prolongarlo hacia el edificio mediante una pendiente suave. El muro y los barracones que separaban la vía peatonal del recinto fueron derribados poco antes, como la valla que rodeaba la infraestructura portuaria. Una delimitación provisional, debido a las obras, impide disfrutar aún del Port Petit, pero ya se aprecia con cierta claridad la idea estrella del proyecto: el puerto se abrirá a los paseantes. Podrán transitarlo casi todo a partir de julio, porque se convertirá en un espacio libre público con dos plazas arboladas, un nuevo recorrido lindante a los pantalanes y un mirador junto al dique de Llevant.

El actual paseo de apenas un metro de anchura, con zonas más estrechas, se está ampliando otros seis metros ganando terreno a la antigua explanada del varadero, que "estaba desaprovechado y en dos sitios diferentes", explica el jefe del área de Infraestructuras de la Autoridad Portuaria, Antoni Ginard. Una docena de obreros trabajan coordinados entre esta parte del puerto y la más próxima al edificio que tanto lo caracteriza. Se encuentran en la fase final de la reivindicada reforma, aunque llevan un retraso de seis meses a causa de la ocupación ilegal del inmueble hasta el pasado 15 de enero por parte del restaurante, cuya gestión le concedió el Club Marítim Molinar de Llevant.

Cambio de planes

"La ejecución del proyecto tenía que haber acabado ahora, pero nos han obligado a posponer los trabajos más próximos al edificio y cambiar la planificación debido a este problema", tal como indica el director de obra de la Autoridad Portuaria (APB), Víctor Darder. Por este motivo, decidieron con los responsables de la empresa constructora, Acsa, empezar por el dique de Llevant, que se reforzó ganando un triángulo de terreno al mar -alrededor de 2.000 metros cuadrados- para construir allí un mirador elevado y, justo debajo, un pequeño edificio alargado y de una sola planta -casi 600 metros cuadrados- que albergará aulas para dar clases de vela, pañoles de marinería y otras dependencias propias de un puerto.

Ya se puede ver el espacio que ocupará porque está marcado con gravilla. A finales de este mes "comenzará a ser hormigonado y se construirá la estructura", tal como señalan los responsables de la APB. Lo denominan el edificio de la escuela de vela, aunque en el organismo portuario avanzan que la Federación Balear de Vela se ha puesto en contacto con ellos para proponerles, "por ahora de modo informal", ubicar su sede en el futuro inmueble, debido a que con la privatización de Calanova perdieron el espacio que tenían en aquel puerto. Cuando hagan una petición oficial, el consejo de administración del ente público tomará una decisión.

En la misma zona de Llevant, pero mar adentro, también se ha finalizado el dique exento a 115 metros de la costa y sumergido en su mayor parte. Solo sobresale una hilera de pedruscos de unos 57 metros de longitud y otros 12 de ancho. "En el proyecto inicial estaba totalmente bajo el agua, pero Capitanía Marítima pidió emergerlo 60 centímetros para que se viese más, no solo con las balizas de señalización", indica Ginard. Por ahora, los barcos que navegan por la costa divisan unas boyas provisionales, a la espera de las señales lumínicas definitivas. Con esta actuación -que está a 50 metros de la bocana del puerto-, además del citado refuerzo de la escollera de Llevant y la creación de una trampa de sedimentos, también sumergida, no ha hecho falta construir otro dique.

La alternativa

Esa era la idea de los proyectos presentados por el Club Marítim Molinar de Llevant, que suponían la ampliación del puerto y que causaron una gran movilización ciudadana de rechazo -con la plataforma Al Molinar, Port Petit al frente-, lo que llevó a la APB a tomar las riendas de la reforma. "La propuesta de construir otro dique y cambiar la bocana de lado empeoraba los problemas que había con las corrientes, tal como quedó demostrado en el estudio de alternativas que encargamos. Ahora, en buenas condiciones de navegación, no con una borrasca, no habrá problemas de agitación de las aguas", aseguran.

Mientras se construía el dique exento, terminado hace un mes, se iniciaron las obras de refuerzo de los muelles. Sin embargo, "se encontraban peor de lo que nos pensábamos a causa de la falta de mantenimiento, por lo que hubo que rehacer dos de ellos", detalla el director de obra. Además, la ocupación del edificio impidió hasta el 15 de enero actuar en esa zona. De ahí se han derribado los añadidos del inmueble original y ahora se está reconstruyendo la dársena tras finalizar el muelle de Ponent. Los pantalanes donde se amarrarán las barcas correrán a cargo del futuro concesionario.

Temas pendientes

Todavía se desconoce si volverá a ser el Club Marítim Molinar de Llevant. Pese a su oposición a la reforma sin ampliación, al final "ha presentado una propuesta para gestionar de nuevo el puerto, que la APB está estudiando para convocar una competencia de proyectos", según informan desde el organismo portuario sobre la posibilidad de que otros clubes o empresas concurran a la oferta. También quedará pendiente la rehabilitación del edificio, ya que lo hará otra constructora después del verano, pero a partir de julio los miles de paseantes que cada día llenan la primera línea podrán disfrutar de un puerto abierto a la ciudadanía, el que peleó durante seis años Al Molinar, Port Petit.

Paseo

La imagen virtual del proyecto de reforma redactado por el equipo de ingenieros Mc Valnera y Junquera Arquitectos muestra claramente cómo el paseo de la primera línea del Molinar se integra en el puerto. Los muros y vallas que lo separaban se han derribado y la única parte que no será accesible a la ciudadanía es la del edificio de la escuela de vela y la rampa de acceso al mar de las embarcaciones situada enfrente.

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