El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Palma, a petición de la asociación de Restauración, está estudiando el aplazamiento hasta el próximo mes de octubre, una vez finalizada la temporada turística alta, de la supresión de los toldos de las terrazas no anclados a la fachada.

La actual ordenanza de ocupación de la vía pública prohíbe la colocación de todos de más de un pie y concede a los existentes un período de carencia de 18 meses, plazo que se cumple el próximo día 28 de febrero. La asociación de Restauración había planteado la necesidad de aplazar la entrada en vigor de la supresión de estos elementos otros dos años, una cuestión que no ha sido aceptada por el gobierno municipal.

No obstante, tras la reunión mantenida este mediodía con el alcalde de Palma, PalmaJosé Hila, y el teniente de alcalde de Participación Ciudadana y Gobierno Interior, Alberto Jarabo, se abre la posibilidad de plantear un aplazamiento hasta finalizada la temporada turística. La decisión se adoptará en las próximas semanas y está condicionada a que los restauradores "hagan gestos" de buena voluntad y convivencia con los vecinos.

Según el presidente de la asociación de Restauración, Alfonso Robledo, muchos pequeños empresarios desconocían que el próximo día 28 debían eliminar los toldos de más de un soporte, con el consiguiente gasto.

Robledo ha reiterado que están dispuestos a instalar sensores que avisen cuando se exceden los niveles de ruido como muestra de buena voluntad. También han solicitado a Cort que habilite una línea de ayudas o de microcréditos para los pequeños empresarios con el fin de poder afrontar los gastos ocasionados por el cambio de los toldos por sombrillas.

En relación a la supresión del adelanto del cierre de las terrazas de sa Llonja, que ahora está fijado a las 23,00 horas por estar esta zona declarada como acústicamente contaminada, Alberto Jarabo ha manifestado que esta restricción se mantendrá. No obstante, insta a los restauradores a que establezcan una buena relación con los vecinos y que demuestren que más allà de la hora de cierre ahora establecida no se producen ruidos que alteren la convivencia.

En este punto Robledo,que ha negado que los 28 restaurantes de la zona provoquen ruidos y molestias a los vecinos, algo desmentido reiteradamente por éstos, ha reiterado la predisposición de los restauradores de instalar sensores que avisen lumínicamente cuando se sobrepasa el nivel de ruidos con el fin de que se pueda avisar a los clientes.

Jarabo ha manifestado asimismo que, con los datos que dispone su departamento, no se aprecia que haya una "crisis" de terrazas, puesto que en esto momentoe hay concedidas 1.020 ocupaciones de la vía pública con mesas y sillas y hay 140 solicitudes más en lista de espera.