La Diada Ciclista ha echado a andar. Más diez mil ciclistas se inscribieron en esta carrera popular que recorre poco más de 5 kilómetros a pedales entre la plaza de Cort, el punto de encuentro donde aún se inscribían los rezagados, hacia la meta, el Palau d'Esports de Son Moix.

Lleva dos años esperando celebrar la cuadragésima edición pero la Meteo se lo ha impedido. Este año Cort ha sido salomónico y le ha dado una segunda oportunidad a esta cita que se vio suspendida por los estragos de Gloria y que ya el 2019 se quedó sin hacer también por culpa del mal tiempo. Hoy ha habido tregua y las bicis son las reinas del circuito de Sant Sebastià.

“Hoy sí se puede, hoy sí salimos”, coreaban algunos.

Cort y la plaza de Santa Eulàlia, donde se situó el punto de salida, han sido un hervidero de generaciones de amigos de los pedales. Sin embargo, tal y como indican desde la organización, el número de inscritos, poco más de diez mil, es inferior a los que se apuntaron en 2019. No importa porque el ánimo está alto en un recorrido que sale del centro histórico para bordear parte del litoral de la bahía, subir por el Born, Rambla y alcanzar el Polideportivo de Son Moix. Poco más de 5 kilómetros a pedales.

Si algo da identidad a esta iniciativa municipal es que no tiene edad porque se ven a octogenarios junto a pequeños que se inician en este deporte que es un hábito de conciencia. "No tengo coche ni lo quiero. Me muevo por Palma en mi bicicargo", una modalida de bici con carrito frecuente en Bélgica y Holanda; no en España. La usa Boris Gutiérrez. "Hay que dejar más el coche", expresa otro ciclista, que ha acudido junto a su hija, la pequeña Lucía.