Más de uno ya lucía ayer por la mañana la pulserita verde que le identificaba como miembro de la Confraria de Sant Sebastià para asistir a la comida de hermandad que se celebra hoy. "Es por si no llego a casa esta noche", arguyó el fiestero consultado. Era la hora del vermut y se encontraba, vaso en mano, junto a una barra con un mostrador lleno de llonguets. La primera llonguetada que empezó de día fue un éxito -la bautizada Vermutià-, aunque la mayoría de las 16 entidades y negocios que se sumaron a la iniciativa de Orgull Llonguet Orgull Llonguet comenzaron de noche y algunos llegaron a la madrugada. En total, se sirvieron más de 5.000 panecillos típicos de Ciutat con todo tipo de ingredientes, energía para que la fiesta dure tot lo dia, como quieren las cofradías [vea aquí las imágenes].

Era sábado y no llovía, por lo que había que aprovecharlo. El día de la semana fue decisivo para que dos de los establecimientos de la Ruta Martiana, La Tortillería y el Molta Barra, se animasen a ampliar su llonguetada al horario matinal. "No puede ser que las fiestas patronales de una ciudad como Palma, según razonó Nacho Summers, propietario del local de la calle Pes de la Farina, cuya plaza se convirtió al mediodía en una improvisada pista de swing.

En el abarrotado interior, los llonguets elaborados por Manu Aledo estaban hechos de sabores tan originales como pollo al curry o escalivada con alioli vegano (de leche de soja), entre otros. Y en la casi vecina Tortillería, bocadillos con las especialidades de la casa. Para diversidad llonguetera, los 1.350 panecillos del Forn de Sant Elies con 14 rellenos diferentes, de clásicos como jamón serrano o camaiot con queso, sobrasada con miel o lomo rebozado, y otros más innovadores, entre ellos el de queso blanco con rúcula, nueces y confitura de higos. Los dueños, Richard Piccone y su hija, Nadia, ofrecieron más bocadillos que nunca a la multitud congregada frente al bar Espanya (Antic Can Vinagre) bien entrada la noche. Tras el tardeo en Santa Catalina, muchos siguieron la fiesta en la calle Oms con la música de Sergio Bustos y el DJ Oliveros.

El fogueró central y las parrillas distribuidas por la plaza Fleming fueron básicos en la llonguetada organizada por los Castellers de Mallorca, ya que las viandas de numerosos asistentes eran a base de botifarró, sobrasada y carne, que compraron allí o trajeron de casa en la inseparable senalla. Lo mismo hicieron en el colegio del Rafal Vell, donde los alumnos se divirtieron más que en clase.

Celebración infantil

Los más pequeños, de tres a cinco años, también tuvieron su propia llonguetada matinal con Laccao y bocadillos de longaniza, queso o pavo en Lila i els Contes. Núria y Marta Prunés siempre tratan de involucrarse "en las tradiciones mallorquinas para que los niños las conozcan de primera mano", incluso las más recientes, como la consolidada iniciativa de Orgull Llonguet. El gancho para ellos fue la payasa Loleta, que los enamora con trucos de magia, canciones y bromas lingüísticas, escuchadas con un llonguet en la boca.

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