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Patrimonio

La rehabilitación de la acequia de la Font de la Vila retrasa el parque del canódromo

El proyecto estrella aumenta un 20% su presupuesto inicial de 853.000 euros para la reforma del ramal del siglo XIV

La apertura del bosque urbano del canódromo, el proyecto estrella de la anterior legislatura y de la actual, debía haberse producido en septiembre, sin embargo, vuelve a sufrir un retraso. La causa es la rehabilitación que debe llevarse a cabo en la acequia de la Font de la Vila, que está "en peor estado del que pensábamos", indicó Biel Horrach, director general de Urbanismo.

"No se vio el tipo de intervención hasta que vimos el estado de la acequia, del siglo XIV, una de cuyas partes ya no estaba. Decidimos que sería mejor rehacerla, es la que está en la plaza de Llorenç Cerdà, pero claro, ha aumentado el presupuesto inicial y se ha retrasado la apertura del parque", señaló Horrach.

Según la hipótesis de la arqueóloga municipal, Magdalena Riera, que contó Horrach, "en esta zona se podría haber limpiado la ropa y haberla estirado, de ahí el nombre del 'Tirador', (deformación de los estiradors)".

La acequia se podrá ver desde la fachada del parque de la plaza Llorenç Cerdà; sobre la Font de la Síquia se hará un mirador.

La arqueología no es la única causa que ha retrasado el megaproyecto del bosque urbano, actualmente en la fase de tramitación de modificación del segundo proyecto. Se suman exigencias de del departamento de Infraestructuras de "incorporar medidas que mejoren la accesibilidad", es decir, posibilitar que el Canódromo añada juegos inclusivos.

La rehabilitación y las nuevas exigencias de Infraestructuras han aumentado en un 20 por ciento la inversión pública prevista inicialmente, de 853.000 euros. El pasado mes de noviembre se aprobó incrementar el crédito que permite la ley, un 10 por ciento, en la modificación del proyecto, y otro 10 destinado al aumento debido a mediciones.

"El proyecto del canódromo será mejor porque no solo atenderá el cambio climático sino que será más accesible", sostiene Horrach. Con todo, los vecinos de la zona contemplan con escepticismo las obras. Entre otras cuestiones, se quejan de las farolas elegidas para alumbrar un bosque de más de 16.000 metros cuadrados.

Desde los inicios, el proyecto del canódromo y con él, su vecino velódromo, tienen vocación de crearse con la menor huella ecológica. Para ello, se están reutilizando los residuos para construir un sistema urbano de drenaje sostenible. El año pasado, las gravas antiguas encontradas se usaron en capas y en la parte superior se colocó una cubierta vegetal.

"Como los terrenos estaban en peores condiciones, con menor estabilidad, se tuvieron que modificar sus fundamentos", añade Horrach, como otro de los motivos de este lento crecimiento del bosque urbano.

Gracias al reaprovechamiento de los materiales se ha creado un gran pozo absorbente que permitirá la recarga del acuífero. El riego se llevará a cabo con agua regenerada de la depuradora.

Otro de los puntos que contempla el bosque urbano es la reducción de la isla de calor gracias a los diferentes tipos de vegetación mediterránea que ayudarán a paliar los aumentos de los registros de 4 grados gracias a un corredor verde a lo largo de sa Riera.

Los alumnos de los institutos quieren "quitar aparcamientos"

El planteamiento de este parque busca la complicidad de sus usuarios habituales como los alumnos de los institutos vecinos que el curso pasado trabajaron en el Velódromo. Dieron a conocer sus propuestas en un pleno de Cort, y este año se va a hacer un concurso con algunos de sus planteamientos. "Quieren parques como espacios para crear, donde poder escribir, estar tranquilos. Las chicas dijeron que estaban cansadas de la dictadura de la pelota, en referencia a las pistas deportivas. Han propuesto eliminar el aparcamiento cercano a Llorenç Cerdà. Están muy sensiblizados con el cambio climáticos", apuntó Horrach.

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