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Opinión

Palma, la ciudad de los grafiteros

Calle de l'Ermità. Barrio de Sant Jaume.

Pasearse por Palma, una bonita ciudad, encamina hacia una complejidad de emociones y sensaciones. Por un lado en algún lugar se ve o se intuye la belleza del barrio antiguo, de trazado sinuoso, de magnífico urbanismo medieval con viejos caserones de discreta arquitectura exterior, fachadas desconchadas y agrietadas, pero de una riqueza interior sorprendente y por otro unos barrios, "el Ensanche" de lamentable diseño, sin el más mínimo interés. Son dos urbes totalmente diferentes. Sin embargo, ya tienen un algo en común: que la porquería se ha adueñado de ambas zonas. Desde hace unos años se ha exagerado la suciedad con la proliferación de grafitis, -malditos grafitis-, obra de unos delincuentes urbanos que tienen pretensiones artísticas. Palma sufre una epidemia de eso, calles, fuentes, fachadas, monumentos, puertas, ventanas, pilones,€ todo enguarrinado por unos pintamonas con ínfulas creativas, cuyas "obras", algunos ignorantes, llaman arte callejero. A cualquier basura llaman creación artística, será el arte de los guarros, cuando se trata ni más ni menos de un vandalismo que extrema la imagen de la ciudad más sucia del país.

El auténtico "grafitismo", surge en París con las revueltas "del mayo del 68" en las que se popularizó una simpática frase, "prohibido prohibir", era un eslogan, un mantra, que se repetía en tapias y algún mueble urbano, ahí quedaba, no pintarrajeaban más. Yendo hacia atrás, mensajes de este tipo se dibujaban ya en la antigüedad griega y romana con inscripciones que se grababan con estiletes o punzones, scariphusen, en muros. Solían ser de carácter satírico o también declaraciones de amor, los lugares donde más han aparecido ha sido en catacumbas y prisiones.

En 1970 resurge en Nueva York el grafitismo como influencia del "mayo del 68" francés y de la subcultura callejera llamada "hip-hop". Concretamente abundan en los barrios del Bronx y Harlem donde los jóvenes puertorriqueños se rebelaban contra el estilo de vida, en la gran ciudad, estilo de vida que no podían compartir. Pero la cultura hip-hop además aportó otra forma de diversión, la música, "el rap" y el baile, el breaking. Tanto una como otro mucho han contribuido al arte de la danza y de la música. Los grafitis se popularizaron y se les calificó de street- art. A través de ellos se transmitía amor- odio, pero en cualquier caso esta forma de manifestarse era un derecho que se ejercía con bastante respeto a la propiedad pública y privada. En Europa he visto algo de arte callejero. En un barrio berlinés, Carlotettemburg, en una enorme tapia, hay una pintura- grafiti que representa un magnífico barco y en Bonn hay una pintura mural que representa la cara de Beethoven, en Bonn nació el compositor. Esto puede ser un buen ejemplo de arte urbano.

No se puede confundir el arte con la inmundicia, no se puede desgraciar un edificio, una calle, una ciudad, no se puede atentar contra la ciudad impunemente. No se debería permitir la venta de aerosoles a cualquier mentecato. En este país se requiere una credencial de experto para cualquier cosa. Para fumigar contra plagas de insectos en el campo se exige un diploma de especialista, ¿por qué no se pide algo así para la venta de estos sprays y se vende solamente a quienes tengan cualificación de pintores profesionales? ¿Por qué el Ayuntamiento no es más diligente en limpiar la ciudad y la policía en evitar estos actos vandálicos?

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