Emaya ha impuesto casi 1.000 denuncias a lo largo de 2019 (una media de más de 80 al mes) por diferentes motivos que pueden englobarse en el incivismo. Particulares y empresas han sido multados en el último año a partes iguales por ensuciar la vía pública o por dejar residuos donde no toca o fuera de horario.

Entre enero y diciembre, los controladores ambientales de Emaya han levantado 982 actas, 504 a particulares y 478 a empresas. Hasta 685 de estas denuncias tienen que ver con dejar basura fuera de los contenedores o en el horario que no toca. Por dejar trastos o residuos voluminosos, hay otras 67 denuncias. Por abandonar restos de construcción, que deberían depositarse en los centros específicos para su tratamiento, se levantaron 23 actas. También los vertidos de agua, de residuales no canalizadas motivaron otras 96 denuncias. Por ensuciar la vía pública, 76 y por publicidad dinámica y otros, 12 sanciones más. Por último, las infracciones relacionadas con animales de compañía han sido 23.

Un controlador inspecciona una bolsa. EMAYA

Los controladores ambientales de Emaya son quienes levantan acta de denuncia y presentan su informe al Ayuntamiento, que es el que califica las infracciones y determina las sanciones, explica una portavoz de la empresa pública. La mayoría de infracciones de 2019 son leves, pero hasta el pasado mes de octubre, cinco de estas denuncias fueron calificadas como "muy graves". Todas correspondían a infracciones cometidas por empresas y estaban relacionadas con residuos peligrosos. Otras 59 denuncias fueron calificadas como "graves", de las que 33 fueron impuestas a particulares y el resto a empresas.

Desde 350 a 2.500 euros

En cuanto a las multas pecuniarias que acarrean estas denuncias, las muy graves han sido sancionadas desde 1.000 euros y hasta 2.500 euros. Las faltas graves generadas por residuos suelen multarse con cantidades que van desde los 800 euros (la más frecuente) hasta 1.000 euros. Estos son los casos de abandono de vehículos o de embarcaciones en solares; también dejar residuos de obra o tirar con los residuos urbanos otros considerados peligrosos, ya sea por cantidad o por el tipo de material.

Por cuestiones relacionadas con el uso de la red de alcantarillado, es decir, un mal uso, la multa oscila entre 350 y 600 euros.

El número de actas levantadas por los controladores ambientales se ha reducido respecto a años anteriores, indican desde la empresa, que recuerda que es la Policía Local la encargada de hacer cumplir las ordenanzas municipales, entre ellas la de residuos. Los controladores ambientales, además de detectar conductas incívicas, son los encargados de informar a la población sobre la normativa o sobre los cambios de contenedores.

La defensora de la ciudadanía reclamó al finalizar el año que Emaya impusiera más sanciones y que estas se cobraran para luchar contra el incivismo. Al respecto, desde la empresa municipal se alega que cuantificar el porcentaje de multas que se llegan a cobrar es complicado. Se asegura que la mayoría se cobran o, en caso de infracciones leves, se pueden conmutar por formación. En el caso de que las sanciones no se cobren en primera instancia, la denuncia pasa al departamento de Hacienda, que tiene la capacidad de embargar. En estos casos, Emaya y el área de Medio Ambiente ya no controlan cómo acaba cada expediente. Aun así, la empresa encargada de la limpieza sostiene que "de una manera u otra, mayoritariamente se cobran".

Al margen de imponer sanciones, reparar el daño o limpiar lo que particulares y empresas ensucian le cuesta a Emaya entre 2,5 y tres millones de euros cada año. Son los costes estimados que supone la recogida de los residuos fuera de los contenedores o retirar trastos abandonados en la calle.

El actual presidente de Emaya, Ramón Perpinyà, al asumir su cargo en esta nueva legislatura también se refirió a este problema. "El incivismo nos sale muy caro y quita recursos para otras mejoras, por lo que incidiremos en las sanciones a aquellos que no cumplan las normas. Tenemos un problema grave en este sentido y si no colaboramos todos, no se podrá mejorar la limpieza".

Los inspectores de Emaya investigan a qué local pertenecen las bolsas de basura y las botellas de vidrio que a principios de año fueron abandonadas junto a unos contenedores en el barrio del Molinar. La acumulación de residuos apareció hace pocos días delante de un local de la zona, que negó que fueran suyos. Operarios de la empresa municipal de limpieza recogieron la suciedad tras las quejas de los vecinos.

CONTENIDO_RELACIONADO

  • La defensora de la ciudadanía exige contundencia y más multas para evitar el incivismo
  • Llevar el perro suelto, la infracción más habitual entre los dueños de canes

FIN_CONTENIDO_RELACIONADO