Los mercadillos artesanales de la plaza Major, la Rambla y el de la plaza de España hacen Navidad [vea aquí las imágenes. Conviven con el black friday y aprovechan la salida a la calle masiva. Palma ha sido una fiesta este fin de semana. Los artesanos de los puestos llevan varios días despachando productos únicos porque en su mayoría, tras cada pieza que acabará siendo el regalo de Nochebuena o de Reyes, se teje una historia.eje una historia.

"Los artesanos vivimos con paciencia, sabemos que la vida es providencia y que, de alguna manera, hay que tener fe. Cuando alguien se acerca a nuestro mostrador, recoge lo que ha sembrado", cuenta María Guadalupe Ferreras, quien junto a Miguel Ángel Aguiló, vende en clave de "mercado justo" los colgantes hechos con piedras por artesanos de Perú. La más solicitada, la turquesa del país andino, y como novedad, este año el ópalo rosado. Su puesto está en la Rambla.

En el paseo, hay un vecino nuevo, Rafael Rodríguez que alimenta el paso de los de a pie. Tuesta los frutos secos y los convierta en garrapiñada. Por tres euros, uno puede alimentar el cuerpo tras adornar con las muy espirituales piedras que también se encuentran en la plaza de España en una caseta de la asociación sicoterapia para la paz.

De los mercadillos de Palma, el navideño por excelencia es el de la plaza Major puesto que en él se concentran los belenistas o vendedores del adorno más tradicional usado en España aunque "los chinos nos hacen la Pascua", lamentan desde el puesto de Tano. "Los mallorquines montan belenes, creo que sí, pero no los compran aquí", señalan.

Pegado al puesto están los Belenes de los Hermanos Segura, ya con bastante clientela que adquiere portales, figuras de barro y las tradicionales rocas de corcho.

"Llevamos toda la vida en esto. Yo tengo 55 años y antes de nacer mis padres ya estaban en el negocio", cuenta Gabriel Segura. Él discute la actual ubicación: "Estábamos mejor en la plaza de España, pasa más gente, pero aquí nos trajeron como reclamo los comerciantes de las galerías subterráneas de la plaza Major y ¡mira ahora, cerradas!".

Los mercadillos de Navidad ofertan sus artesanías habituales, pendientes, productos de cuero, de alambre, de lana, porcelana, como las que elabora María Mensua, lámparas y vajillas, que reflejan los matices que permite una técnica "muy laboriosa". Para ella y su marido, también ceramista, Tolo Fuster, "estar en Navidad en la Rambla es "más de descanso, porque las ventas son más flojas. Nuestros clientes son extranjeros, y la temporada ha sido buena y muy cansada; aquí nos pasamos un mes, todos los días, menos Navidad, pero en mi puesto he montado un rincón para meditar y hacer yoga", cuenta con una sonrisa de sábado por la mañana.

Los mercadillos abrieron un día antes al encendido de las luces de Navidad y estarán hasta el día de Reyes. Solo cierran el día de Navidad. Su horario es de 10 a 21 horas. "Paciencia", ya lo dice María Guadalupe.

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