El informe de impacto ambiental de la propuesta es positivo, porque "no se prevén impactos ambientales críticos que desaconsejen la ejecución del proyecto". No obstante, se indica que los principales impactos negativos se producirán durante la fase de construcción de la planta y, en menor medida, en la fase de explotación.

De entrada, la instalación se sitúa en el extremo del solar paralelamente al vial de entrada de la calle Maria de Behen, de tal forma que se coloca en el lado más alejado de la residencia de Son Güells.

En el informe se indica que los factores ambientales que recibirán un mayor impacto serán los relacionados con el territorio, la fauna y la calidad acústica, además de las aguas superficiales y subterráneas, aunque "se recuperarán con el cese de la actividad y el establecimiento de medidas correctoras".

Entre estas se incluye el pintado de verde de toda la planta de dosificación con el fin de reducir el impacto visual y la siembra de una pantalla vegetal en el perímetro de la instalación. Asimismo, se deberán adoptar medidas de corrección del impacto a la atmósfera y de la contaminación acústica, que incluyen la limitación de la velocidad de los vehículos dentro de la explotación a 10 kilómetros por hora, además de regar las instalaciones frecuentemente y tapar la carga de los camiones con lona.

También se realizará un estudio de emisiones y de sonometría con medidas de los niveles de recepción del ruido interno y externo una vez que la planta esté en funcionamiento.

Se indica que los niveles de ruido "se encuentran dentro de los límites establecidos en la normativa vigente", ya que el máximo de 65 decibelios se mide en la zona productiva y va disminuyendo en las zonas perimetrales. También se deben adoptar precauciones para evitar vertidos de aceites e hidrocarburos al subsuelo.