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Historia

Pere Garau, el ingeniero discreto

Los descendientes del creador del Ferrocarril de Sóller hablan de él y de su obra a raíz del centenario de su muerte en 1919

Pedro Portau y Carlos Garau, tataranieto y bisnieto de Pere Garau siguen el oficio de ingenieros. guillem bosch

"Algunas de las cosas que Pere Garau hizo no se conocen como sus trabajos para el abastecimiento de agua de Palma. Es normal que las obras de ingeniería sean desconocidas. Están hechas para funcionar más que para lucir. Se le dan presencia cuando dejan de funcionar. Pero este perfil discreto de mi bisabuelo ya me gusta", expresa Carlos Garau, que ha seguido como otros familiares en el oficio del ahora sí homenajeado Pere Garau, responsable entre otras obras del ferrocarril de Sóller.

En el cumplimiento este 2019 del centenario de la muerte del ingeniero nacido en Palma en 1885, el colegio de Ingenieros prepara un monográfico que repasa la trayectoria de Pere Garau Cañellas.

En el despacho de los Garau, se oye el silencio de la concentración. El tataranieto Pedro Portau contempla algunos de los dibujos de la estación del tren de Sóller que evidencian la formación humanista de su tatarabuelo que en estos tiempos se ha perdido en los oficios. Él también es ingeniero.

Concuerda con Carlos Garau que "hoy se le habría hecho caso a él y no a los partidarios de derribar las murallas", una acción "encuadrada en la corriente higienista del momento pero que podría haber ampliado sin demoler. Como eran murallas renacentistas, no se les dieron valor", apuntan.

Pere Garau fue director del puerto de Palma entre 1912 y 1917. Su proyecto de una calzada ganada al mar desde la desembocadura de sa Riera, pese a no haberse llevado a cabo, fue el precedente del Paseo Marítimo. También desde su cargo en el puerto, Garau se responsabilizó de proyectos de ensanche del Moll Vell, alumbrado del puerto y zonas de servicio, entre otras mejoras.

Sus descendientes no saben qué pensaría hoy del puerto. "En su tiempo no se planteaba el impacto ambiental porque era mínimo; de ser así ni se habría admitido el tren de Sóller", indica Carlos Garau.

Ambos opinan que "es razonable ampliarlo y la población demanda mercancía y conectividad con la península".

La familia está orgullosa de que el Colegio prepare este libro homenaje al ingeniero "discreto". Ellos han aportado material, aunque algunos de sus dibujos han sido alimento de los pececillos de plata y al intentar cogerlos se han desvanecido como copos de nieve.

Si alguna obra le da notoriedad, no buscada, al ingeniero Garau Cañellas es la del tren de Sóller. Miquel Àngel Llauger cuenta la historia de cómo se alzó la idea de Garau frente a las más peregrinas de Pere Alcántara Penya, concluida en abril de 1912.

En el anecdotario se cuenta cómo en la inauguración extraoficial del ferrocarril, no contaban con las locomotoras y coches así que en su lugar se recurrió a María Luisa, el 'patito feo' de las locomotoras, a la que le engancharon un coche que prestó los Ferrocarriles de Mallorca. A bordo, los ingenieros Pere Garau, Eusebio Estada y el presidente Antonio Maura. Todos llegaron sanos y salvos a Sóller.

Poco más de cien años después, su bisnieto Carlos Garau remata: "Supo unir la ingeniería con la estética. Se ve en las estaciones. No son solo funcionales", sonríe.

Eje de Nuredduna

A Juan Garaizabal se le conoce como "escultor de la memoria". El colegio de Ingenieros de Palma ha pensado en él para una intervención que reproduciría el esqueleto de la iglesia de San Antonio de Padua que fue derruida junto a las murallas, en oposición a la postura de Pere Garau que siempre quiso mantenerlas. La propuesta de colocarla en el futuro Eje Nuredunna está sobre la mesa de Truyols.

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