Hace 14 años, Jaime E. Herrero se mudó al barrio de sa Llotja con su mujer. Hoy se ha convertido en el portavoz de la nueva asociación vecinal Sa Llotja-Es Born "ante la pérdida de vecinos" y, sacudido, por la conversión del histórico barrio en "un Magaluf donde todo se hace en aras del turismo".

La presentación en sociedad de esta nueva herramienta que da voz a los vecinos en el muy luchador barrio -treinta años atrás la lucha - se hizo en el edificio de sa Llotja, elegido por Palma XXI para presentar el resumen de sus estudios sobre la gentrificación a Palma, en este caso, en los barrios de sa Llotja y Santa Catalina.

"Reivindicamos el uso del edificio de Sagrera para los vecinos y para actos culturales en una zona en el que se está perdiendo población local por otra europea, más joven y que vive sola. En sa Llotja, pese a la normativa, el alquiler vacacional prosigue de forma más pirata", expresó Jaume Garau, secretario de Palma XXI.

Herrero expresó el "flagrante quebranto" de la normativa de ruido, la "ambigüedad" en la concesión de licencias por parte del Ayuntamiento. "Creemos que tenemos la batalla perdida porque todas las administraciones han apostado por el modelo turístico", lamentó el líder vecinal.

Médico de profesión, y en tono conciliador, "no estamos en contra de las terrazas, sino del incumplimiento de la normativa", Herrero contó que "desde Cort nos dicen que no tienen personal para pintar los límites de ocupación de las terrazas. ¿Tenemos que ser los vecinos los que estemos vigilando si se cumplen las ordenanzas?", se pregunta desesperanzado.

Sa Llotja ha pasado de ser un barrio residencial "a convertirse en el foco donde inversores compran edificios viejos y los transforman en hoteles, o en alquiler vacacional" y, si "bien está que un barrio degradado debe mejorar, no debe convertirse en una zona turística o de oferta gastronómica", indicó Garau.

Los empresarios de la zona han convocado un referéndum sobre terrazas sí: "Sa Llotja es un barrio residencial y reconozco que conseguir equilibrar con los restauradores es difícil. Por eso reclamamos que la respuesta de Cort y del Govern sea "justa y transparente".