La pobreza estructural, y más concretamente la falta de trabajo para los parados de larga duración mayores de 45 años, unida a los altos precios del alquiler son de nuevo los principales problemas de las 150 personas que la entidad altruista Es Refugi atendió durante 2018, tanto en su comedor social como en su centro de acogida Pare Gaspar Aguiló.

Es Refugi dio a conocer ayer el perfil de sus usuarios en el pasado año, "personas que se encontraban en una situación de una profunda exclusión social", con "muchas dificultades para ejercer sus derechos y reivindicarlos, llegar al mercado laboral y, consecuentemente, alcanzar una adecuada protección social ajustada a sus necesidades", explicó la entidad.

El 53% de quienes acudieron al centro de acogida y el 56% de los que utilizaron el comedor social tenían más de 45 años. "El hecho de que no puedan encontrar trabajo conlleva que tengan que acudir a la economía sumergida" o, en el caso de trabajar, de no salir de la pobreza, destacó Es Refugi.

Esta entidad también alertó de que un 11% de las personas que durmieron en su centro eran pensionistas, al igual que el 12% de quienes comieron en su comedor. "La mayoría se encuentra en situación de extrema pobreza, dado que cobraban menos de 317 euros", resaltó la asociación altruista, que reclamó un compromiso de las administraciones públicas con la gente mayor y el incremento de las pensiones mínimas.