Familias que hace años no se hubieran planteado ir a vivir a Son Roca, hoy ven en este barrio pisos a un precio asequible y todos los servicios públicos disponibles a su alrededor. Por contra, muchos de quienes residen allí desde hace décadas fueron duramente golpeados por la última crisis económica y ahora se han convertido también en víctimas de la gentrificación. Los casos más dramáticos se ven abocados a okupar por necesidad.

El núcleo duro de Son Roca son las viviendas sociales construidas hace décadas para acoger a la población procedente de la península, que llegó para trabajar en hostelería o en construcción. Su denominación oficial es Son Ximelis, ya que los bloques de pisos se levantaron en terrenos con ese nombre. Solo en esos edificios tipo colmena, que son bastantes, viven 2.463 personas, convirtiendo esta zona en la de mayor densidad demográfica de Palma. Ampliando el perímetro, son unas 4.000 personas las que forman parte de Son Roca, donde aún se conservan casas con terreno y en cuyos alrededores se han edificiado nuevas urbanizaciones, como la de Son Puig.

La mayoría de quienes llegaron al barrio en los años 70 siguen viviendo en sus pisos, de unos 72 metros cuadrados y tres habitaciones, aunque eso sí, un solo baño, puntualiza como única pega Rosa Gómez, presidenta de la asociación vecinal Nova Son Roca. Viviendas como la suya son las que hoy se venden por 115.000 euros o se alquilan por 650 euros al mes. Las rentas de 400 euros mensuales hace tiempo que dejaron de existir, confirma esta vecina.

Exteriormente, los edificios evidencian el paso del tiempo y bastante degradación. Si la inversión pública en los servicios y equipamientos de Son Roca ha sido excepcional, ya que no todos los barrios disponen de un abanico tan amplio, no ha pasado lo mismo con las viviendas. Los vecinos, explica Gómez, están pendientes de si les otorgan una ayuda como zona madura para realizar mejoras.

Uno de los parques del barrio, donde también está la guardería de Son Roca. B. R.

Los nuevos precios de alquileres o de venta de los pisos son asumibles para familias que se ven con posibilidades de salir de otros barrios, como Son Gotleu, precisamente "porque Son Roca no tiene ese nivel de vulnerabilidad", apunta Juana Rodríguez, jefa de sector del centro de servicios sociales municipales Mestral.

A Son Roca le persigue desde los años 80 una connotación negativa, relacionada a la venta y consumo de droga, recuerda Rodríguez, pero también es un barrio con una fuerte trayectoria de reivindicación vecinal que consiguió mejorar su entorno, desde servicios básicos como el alumbrado y el alcantarillado a centros escolares y deportivos. Hoy, "en Son Roca, la subida del alquiler es bestial", advierte la responsable de los servicios sociales.

Elogios de los residentes

"Es un barrio tranquilo y hace que la gente nos vea de otra manera y lo agradecemos", comenta la presidenta de Nova Son Roca. También ella aprecia cambios sociales en el barrio, con la llegada de nuevos vecinos. "Las viviendas no son pequeñas, están bien, no son caras, son asequibles. Hay cuatro parques alrededor, en un entorno que está muy bien y esto atrae a la gente joven". La lista de equipamientos continúa con la escoleta municipal, los colegios Anselm Turmeda y Son Anglada, además del cercano San Vicente de Paúl en La Vileta, instalaciones deportivas con piscina y campo de fútbol, casal de barrio, centro cultural, biblioteca, farmacia, panadería, papelería, un Mercadona, la línea 8 de la EMT que conecta con el centro y el servicio de taxi a demanda para ir a Son Espases.

La presidenta de Nova Son Roca ensalza más 'bondades' de su barrio: "Aquí todavía se puede hacer vida en la calle, nuestros niños disfrutan del parque, del campo de fútbol... La gente se relaciona y la mayoría nos conocemos. Intentamos echar una mano y que las personas mayores no estén solas".

En esa solidaridad entre vecinos tiene mucho que ver su asociación, pero también las que forman parte de la Taula per la Infància i d'Adolescència de Son Roca. Una de esas entidades es Naüm, un proyecto socioeducativo que impulsaron las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl hace ya dos décadas. Trabajan con niños y jóvenes del barrio, y por extensión, con sus familias. Piedi Cuadrado es una de sus trabajadoras sociales y ha comprobado cómo la burbuja del alquiler ha desplazado a la población de Son Roca. "Hace unos siete años, los alquileres eran asequibles, pero últimamente, su precio se ha equiparado a otros puntos de Palma. Y afrontar esa cantidad, expone la trabajadora social, "es muy difícil para las familias que tienen unos ingresos de 800 euros mensuales, cuatro hijos y deben pagar la comida y otros gastos fijos".

Son los casos, añade Piedi Cuadrado, en los que las alternativas son "vivir con familiares y meterse 12 en una casa pequeña u okupar viviendas... Que ya no hay, por lo que se crea una mafia de gente que realquila", si no deciden irse al asentamiento de El Hoyo o al de Establiments.

El colegio público Anselm Turmeda se halla entre los bloques de viviendas. B. R.

Cuadrado aporta cifras sobre el problema de la vivienda en Son Roca. De las más de cien familias a las que atienden, "un 25% están okupando porque no pueden acceder a un alquiler en el barrio".

Esta situación, considera la trabajadora social, no es exclusiva de Son Roca, pero "las familias tienen miedo de visibilizar su situación para que no les quiten a sus niños". Cuadrado añade que "se criminaliza a las familias, pero es por necesidad".

También en Mestral han constatado cómo tras la crisis ha aumentado la demanda de ayuda de los servicios sociales. "Desde hace unos años, hay un incremento de familias que atendemos por problemática económica, con dificultades para cubrir sus necesidades básicas, como es la alimentación o la vivienda", explica Juana Rodríguez. Además, se ha producido otro aumento de "familias que están llegando al barrio y están okupando viviendas".

Tanto Rodríguez como Cuadrado afirman que en Son Roca hay mafias que identifican los pisos vacíos y los realquilan. Para Rosa Gómez la culpa es de las entidades propietarias que se despreocupan. Según Rodríguez, en "muchos casos los bancos sí aceptan un alquiler social".

La situación de muchas familias se traduce en un elevado porcentaje de "consumidores" de recursos sociales en Son Roca (Son Ximelis en las estadísticas oficiales), donde el 7,15% de los habitantes han recurrido a Mestral. Puede parecer un porcentaje bajo, pero de los trece barrios con los que trabajan, este es con diferencia "el que tiene mayor porcentaje de familias que acceden al servicio" y eso que para llegar al centro social, situado en es Jonquet, es necesario coger dos autobuses, remarca Juana Rodríguez.

Durante 2018, los servicios sociales diagnosticaron 51 casos con dificultades de integración social, 43 con problemas económicos y 18 con dificultades personales, de entre los 173 casos atendidos en Son Ximelis, a los que hay que sumar otros 103 expedientes de Son Roca. Mestral está a la espera de tener nueva sede en Son Xigala y su responsable prevé que con el cambio de ubicación la demanda de servicios sociales se incrementará.