Historia
Las secuelas del franquismo en la ciudad
'Palma la ciutat envaïda', del colectivo Palma XXI, aborda los años de la dictadura - Se presenta hoy en la biblioteca de Cort
Palma pasó de ser una ciudad con un proyecto modernizador en aspectos vitales como la sanidad, educación y urbanismo a convertirse en un lugar de represión, miedo, hambre y muerte. A partir de 1936, la ciudad quedó a merced de los vencedores. La ciudad durante el franquismo centra el tercer tomo de Palma la ciutat envaïda, el estudio que está publicando el colectivo Palma XXI. Se presenta hoy a las 19 horas en la Biblioteca de Cort.
"El cambio de modelo se puede personificar en la persona del alcalde de Palma Emili Darder, fusilado por el bando franquista. La transición a la postguerra conlleva hambre, aislamiento, asesinatos y miedo. La transición al 'cada día es fiesta en Mallorca' tuvo como motor al turismo", apunta Climent Picornell, geógrafo e integrante de Palma XXI.
Franco y Carmen Polo delante del Ayuntamiento de Palma en 1960. ARXIU CASA VILA
Los cambios en la ciudad se trazan en los distintos Planes urbanísticos como el de Gabriel Alomar de 1943, con dos acciones que transformaron Palma por completo, la apertura de la avenida de Jaume III, "la más importante después del derribo de las murallas", indica Picornell, y la de la plaza Major, bajo el modelo de plaza porticada al estilo de la plaza Real de Barcelona. En la etapa de Alomar como arquitecto y urbanista municipal no se puede obviar su relación con el magnate Joan March, que contribuyó financieramente a la victoria del bando franquista.
Jaume Garau comenta la anécdota de que "siendo uno de los edificios más carismáticos de esta etapa de Palma, el Palacio March, en la calle Conquistador, "no existe ni una foto de su construcción".
El volumen colectivo que cuenta con aportaciones de economistas, juristas, sociólogos, historiadores, psicólogos, arquitectos avanza en sus veintiún capítulos cómo el turismo ha dibujado la ciudad: el "Big Bang" le denominan "porque el boom es algo que empieza y acaba; y aquí seguimos viviendo las consecuencias del turismo de masas, que nació con el franquismo", recuerda Garau.
Asfaltado de Jaume III. ARXIU MUNICIPAL
Picornell no cree que "el franquismo tuviera un modelo turístico" pero sí que le favorece la democratización de países europeos que incorporan las vacaciones pagadas a sus trabajadores. "Mallorca era el lugar ideal. Los operadores turísticos extranjeros financiaron la construcción de hoteles ejecutados por la clase empresarial mallorquina, que ya puso en boga la idea de Mallorca como lugar de luna de miel", recuerdan.
Del gris de la postguerra, de un modelo autárquico de cartillas de racionamiento que provocó el mercado negro al desarrollismo y siempre la conversión de Mallorca en el paradigma del destino turístico de masas. En los años 50 las Juntas provinciales dirigían la estrategia, "en colaboración con el Fomento de Turismo que nombró socios de honor a todos los gobernadores civiles que pasaron por Mallorca", se apunta en este volumen.
Picornell cree que "en Palma, territorialmente habría pasado lo mismo aunque no hubiera habido franquismo, porque es el turismo el que ha propiciado la evolución general en Europa. Basta verlo en otros lugares turísticos europeos; con otro régimen, se habría hecho con más responsabilidad".
"Rendición al coche"
El Plan General de 1964 aupó la construcción de edificios altos y "desfiguró el ensanche". Un ejemplo se ve en la calle Blanquerna. Otro cambio que impulsó el desarrollismo fue el auge del coche. La construcción del aparcamiento de la plaza Mayor, el primer estacionamiento de la ciudad, "ejemplifica la rendición de la ciudad al coche".
A juicio de Garau y Climent, los errores cometidos en la ciudad durante el franquismo fueron, "unir el Paseo Marítimo al aeropuerto destrozando todo el frente marítimo para convertirlo en autopista; el peor", y "descolgar el Marítimo de la ciudad que provocó que se ocupase la bahía", añade Garau.
El libro de Palma XXI no pasa por alto la evolución cultural de la ciudad, que pese a la tutela franquista "vio nacer la Obra Cultural Balear, el GOB y hubo otras manifestaciones antifranquistas", apunta el geógrafo Climent Picornell.
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