Son Dameto volvió a demostrar ayer que el mercadillo es lo suyo. Las tablas que dan celebrar 26 ediciones de rastrillo solidario, el radiante sábado y una gran oferta de artículos en una docena de puestos de todo tipo hicieron que el público respondiese un año más, no solo en afluencia, sino también en compras, ya que los organizadores recaudaron cerca de 17.000 euros. La asociación de vecinos y la parroquia del barrio destinarán todo el dinero a varios proyectos solidarios, tanto de la isla como de fuera.

La sabrosa novedad en esta edición fue el puesto de buñuelos de Paca, que acudió por primera vez para elaborar los tradicionales dulces tras la baja de la churrera y tuvo mucho éxito, como afirmó el presidente de la entidad vecinal, Francesc Bonnín. Tampoco paró de trabajar por una buena causa el barbero, Jordi, que regresó al rastrillo por segundo año consecutivo y rasuró a quien quiso a cambio de un donativo.

El resto de puestos fueron los habituales: ropa, complementos, zapatos, disfraces, libros, objetos de decoración, antigüedades, electrodomésticos, menaje del hogar, cuadros, regalos, juguetes y plantas, sobre todo flores para el inminente Tots Sants. Los niños también tuvieron su espacio en un taller artístico y en la zona de juegos infantiles del parque de Son Dameto, donde se celebró el popular mercadillo.

La música de unos xeremiers animó el evento por la mañana y el resto del día sonaron conocidas canciones en diferido mientras los numerosos asistentes curioseaban, adquirían alguna ganga o compraban un calendario para participar en la rifa de una cesta de Navidad del rastrillo solidario más consolidado de Palma.