Medio centenar de 'malas madres' y también padres se sumaron ayer a la 'marea amarilla' en una inusual carrera de obstáculos: Yo no renuncio. La misma marcha que tuvo lugar en Palma se celebró en distintas ciudades de España.

Todas ellas corren o caminan para "dar visibilidad a una carencia, a que aún falta mucho para conseguir la conciliación laboral", expresó Dolors Vílchez, una madre de 39 años con una hija de 6 años. Separada, "empecé a trabajar por cuenta propia, y te das cuenta de que acabas emprendiendo para conciliar y no sé si es bueno porque acabas trabajando muchas más horas", comentó.

El punto de encuentro de esta carrera de obstáculos "simbólicos" fue el Parc de sa Riera. De ahí emprendieron la marcha hacia el Palma Arena y regresaron, algunas caminando con sus bebés, otras corriendo, en un grupo en el que se pudo ver a hombres como Josep Anglada, un corredor habitual que cedió el dorsal para sumarse a la carrera de 'Las malas madres' porque él tampoco renuncia a que las cosas cambien.

Su pareja, la periodista Aina Morales, de 36 años, reafirmó que "la conciliación en oficios como el mío es muy complicada. La pregunta más frecuente es ¿cómo lo haces?, y en muchas encuestas sale aquello de 'o trabajo o familia', cuando no tiene por qué haber esa disquisición".

Entre las reivindicaciones pedidas: incentivos fiscales para pymes que impartan jornadas continuas con flexibilidad de horario, permisos igualitarios e intransferibles de maternidad y paternidad y pagados al 100 por cien; incentivar la igualdad en los puestos de responsabilidad; transmitir valores de igualdad y corresponsabilidad, entre otras.