Cinco años atrás, Pedro Gual de Torrella, al que todos conocían como Perico, recibió a sus noventa años un homenaje por su aportación al mundo gastronómico. El que fuera recaudador del Ayuntamiento de Palma alcanzaría notoriedad en el mundo de los pucheros y en la enología. Hoy todos le lloran. El empresario y economista falleció ayer a los 94 años de edad.

Hotelero, abrió un establecimiento en Cala Blava, se distinguió por su olfato culinario. Nunca ocultó que le encantaba comer y desde luego, colocarse el mandilón y cocinar. Lo mostró en su negocio las Cases de la Font Seca.

Como aficionado a la gastronomía mallorquina y al vino de su tierra, era un habitual en cualquier acto culinario. Le eligieron presidente de la Academia del Vi i de la Cuina.

Es padre de Juan Gual de Torrella Guasp, actual director de la Autoridad Portuaria de Baleares.