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Ojalá hubiera guardas

Ojalá hubiera guardas

Debe ser espectacular la cantidad de dinero que nos ahorraríamos si tuviéramos personas concretas encargadas del mantenimiento de parques, plazas y propiedades públicas de nuestra ciudad. Y no me refiero a policías municipales, ni siquiera creo que dicho personal tuviera que tener capacidad punitiva ni llevar ningún tipo de arma disuasoria; solo debería vigilar el comportamiento cívico y advertir o solucionar determinados desperfectos del lugar.

Pensemos en el Parc de la Mar y en que allí hubiera algún guarda (así se llamaban cuando no éramos tan modernos) que se encargara de ordenar que se fuera de allí al primer tipo con patinete, bicicleta o a pie, que viera trepar por el conjunto escultórico de Guinovart. Imaginemos que la primera pintada que apareciera sobre el marés o cualquier elemento fuera advertida y eliminada de inmediato. Imaginemos que el grupito que hace botellón, ahora prohibido, fuera obligado a retirarse con advertencias de que o se van o, en este caso sí, la policía municipal acudiría al lugar y sancionaría. Igualmente se impediría que hubiera individuos casi desnudos como los que repetidamente este verano han tomado allí el sol como si estuvieran en la playa. Quien dice Parc de la Mar, dice Parc de la Riera o de Ses Estacions o Krekovic o Plaça de les Columnes o la de Orson Welles?

Me gusta la palabra "guarda", tiene algo de familiar, de cercanía, de protección, justo lo que necesitamos. A veces las ideas simples y copiadas de algo ya experimentado, sirven muy bien para paliar problemas actuales que han ido en aumento. Llevo años proponiendo que se recupere esa figura y nada, ni caso. Estaría resignada, como pasa con casi todo, a que el nombre se complicara para adaptarse a las nomenclaturas papanatas actuales y pasaran a llamarse "Técnico/técnica en mantenimiento y vigilancia sin capacidad punitiva aunque sí amonestativa". Pero ni con esas.

Una cosa aparentemente tan sencilla como esa, recuperar los guardas para la ciudad de Palma, ni se lo plantean ni sabrían cómo hacerlo. Cuando se lo propones a los responsables municipales niegan con la cabeza y balbucean: "La ley Montoro"... Y añaden "la regla de gasto"... mientras adoptan una actitud resignada y autoexculpativa.

Lo mismo da que hables de guardas o de la necesidad de actuar con diligencia en obligar cumplir las normativas diversas. Igual es reunirte con responsables políticos de infraestructuras, de bibliotecas, de disciplina urbanística o de licencias de obras, siempre acabarás oyendo sacar a Montoro y la regla de gasto.

Y digo yo, si esa ley es en parte la culpable de la parálisis, ineficacia y degradación de las ciudades y pueblos, por qué no hay una revolución municipal para modificarla ya y en toda España... porque una norma que buscó limitar el gasto municipal en época de crisis, ha demostrado que en muchos aspectos consigue el efecto contrario y hace bueno el refrán " es más caro el collar que el perro".

En cualquier caso estaría bien que quienes gobiernan se estrujaran el cerebro para encontrar soluciones sin echar balones fuera. También podrían atender las propuestas que les llegan desde la ciudadanía. Por ejemplo, una vez que se ha municipalizado el Servicio de Ordenación y Regulación de aparcamientos en la vía pública (ORA) ¿por qué no se ha aprovechado para ampliar los asuntos sobre los que vigilan las personas empleadas? Tenemos muchos ojos en la calle que podrían ser mucho más útiles. Se lo propusimos a todas las candidaturas en época electoral. Cayó en el vacío.

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