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Cultura religiosa

Reviviendo el legado 'xueta'

Dos mallorquines judíos forman parte, por primera vez desde 1435, de la junta directiva de la sinagoga de Palma

Daniel Rotstein posa ante la iglesia de Montesión, situada en el barrio judío de Ciutat.

La masiva diáspora judía internacional que hubo hace más de cinco siglos dejó olvidada una pequeña comunidad en Mallorca que hoy es, para algunos, símbolo de resistencia y rebeldía: los xuetes. La descendencia de los judíos que sobrevivieron a la Inquisición en la isla se ha disuelto en la sociedad mallorquina. Como parte de su legado, dejan 15 apellidos que garantizan el origen judío de su portador, como Fuster, Piña, Segura, Miró, Valls o Aguiló, entre otros. Pero los apellidos solo son la punta del iceberg, pues en Ciutat existe una rica herencia de esta comunidad que ha permanecido oculta hasta hoy. Ahora, practicantes de esta religión en todo el mundo recorren Palma y quedan fascinados con la historia de los xuetes.

Es el caso de Daniel Rotstein, que viajó hasta Ciutat desde Norteamérica, de donde es originario, y quedó embelesado por la latente cultura xueta de Palma. Tan solo lleva cinco años viviendo aquí, pero ya dirige junto a su mujer una asociación cultural llamada ‘Limud Mallorca’ que organiza eventos y recorridos turísticos relacionados con la religión y la cultura judía.

Rotstein también forma parte de la junta directiva de la única sinagoga activa de la ciudad, donde tienen lugar eventos y fiestas judías, como la que celebran los viernes por la noche para conmemorar su día sagrado, el shabat. Además, por primera vez desde 1435, Rotstein destaca que hay dos mallorquines que forman parte de la junta directiva de la sinagoga palmesana, que desde hace siglos estaba liderada por personas procedentes de otros lugares. Uno de ellos es Toni Piña, el conocido cocinero mallorquín que se reconvirtió al judaísmo a los 60 años y que ahora se encarga de la comida kosher del centro religioso, alimentos que cumplen las normas del judaísmo. El otro es Miquel Segura, un escritor mallorquín de origen xueta, ahora vicepresidente de la organización religiosa.

Rotstein explica que en la comunidad hay muchos tipos de judíos: ortodoxos, reformistas, seculares... Por eso cree que es importante recalcar que su objetivo es alcanzar una congregación “multicultural y multidimensional”. Cree que es “muy bonito” que se acepten xuetas que han retornado al judaísmo, pues antaño esta comunidad fue “bastante cerrada, no aceptaban xuetas o judíos reformistas”. Tras años de investigación, afirma que esta cultura en la ciudad es más amplia de lo que pensamos. Cree en la posibilidad de que incluso las ensaimadas, símbolo emblemático de la isla, tengan sus orígenes en la antigua cultura judía mallorquina.

A los tours que organiza quiere invitar incluso a los ateos y agnósticos. Como dice él, “todo el mundo es bienvenido”. Mediante ‘Limud Mallorca’ quiere darle visibilidad a la historia y cultura judía de Palma. Con un paseo por Ciutat con Rotstein se descubren decenas de secretos y curiosidades sobre la cultura xueta. Desde un misterioso grabado en la pared hasta la antigua casa de Jafudà Cresques, pasando por una de las paradas obligatorias del recorrido: la estatua del cartógrafo mallorquín en la calle del Temple, esencia del legado sefardí en la ciudad.

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