El conocido restaurante Casa Julio, situado cerca de la plaza Santa Eulàlia, se ha visto obligado a hacer uno de los cambios más relevantes desde que se abrió hace cuatro décadas: cerrar su terraza. Es una consecuencia, muy negativa para los propietarios, de la modificación de la ordenanza municipal de ocupación de la vía pública, tramitada con gran polémica durante la pasada legislatura del Pacto en Cort.

La normativa prohíbe la ubicación de terrazas en calles de menos de cuatro metros de ancho y exige que se dejen 2,5 metros de acera libres para los viandantes. La calle Previsió, donde está situado el restaurante popular por sus cocidos, tiene 3,85 metros de ancho, lo que imposibilitaría poner una terraza según la norma. José Pedro Montserrat y Francisco Jiménez, dueños del establecimiento, mantuvieron una reunión con la anterior regidora de Función Pública y Gobierno Interior, Aurora Jhardi, y el ex alcalde de Palma, Antoni Noguera, para explicarles la "contradicción" de esta ordenanza: "El local deja 2,80 metros para los peatones, 30 centímetros más de lo que exige la ley. Aún así, no puedo montar la terraza porque la calle no llega a medir cuatro metros", explica Montserrat.

"Incoherencia"

Los propietarios continuaron con la actividad normal del restaurante y no desmontaron la terraza ante las palabras tranquilizadoras de los ediles, que según cuentan Montserrat y Jiménez, "admitieron la incoherencia" del asunto y "prometieron arreglarlo cuanto antes".

Así era el local cuando aún tenía mesas y sillas en el exterior.

Poco después, la Policía Local pasó por la zona y sancionó al restaurante con dos multas. Una por "realizar actividades de ocupación de la vía pública sujetas a autorización municipal sin obtenerla" y otra por "no retirar los elementos de la vía pública en el plazo de 24 horas", cada una de 1.500 euros, consideradas "graves". Tanto la sanción por tener terraza como la impuesta por no quitarla a las 24 horas fueron registradas en la misma fecha y hora. Los dueños califican de "injusta" esta sanción, pues, según dicen, los policías no volvieron al día siguiente para comprobar si habían quitado las mesas y sillas.

Despidos

Además, Montserrat y Jiménez explican que el local tiene una plantilla de trabajadores si el restaurante tiene terraza y otra más reducida si no la tiene. Si eliminan las mesas y sillas del establecimiento, se ven obligados a disminuir el número de empleados. Por esta razón, alegan, querían esperar a que Cort les ayudara a solucionar el problema: "Por capricho del Ayuntamiento, hemos echado a la calle a tres personas que se merecían trabajar", lamentan.

Por esta razón, el establecimiento continuó montando la terraza tras recibir dos sanciones: "Nosotros sabíamos que estábamos dentro de la ilegalidad, pero lo hacíamos para no tener que echar a la gente". Dos meses después, llegó un acta que en el futuro iba a ser una tercera multa. "Ya no nos lo podemos permitir", dice Montserrat, "es la gota que colma el vaso". Así, Casa Julio ha acabado quitando su terraza este verano, ha sido sancionado con 3.000 euros y ha tenido que despedir a tres personas mientras espera la respuesta de Cort. Con el nuevo Pacto, han solicitado otra reunión con el responsable de Gobierno Interior, que ahora es Alberto Jarabo.

Le expondrán que no entienden por qué la normativa es la misma para todas las calles del centro histórico, pues "cada una es un mundo" y requiere de "una atención especial". No pierden la esperanza, aunque lamentan que les "costará mucho encontrar de nuevo una plantilla tan buena". "Teníamos un gran equipo", concluyen.

Sin terraza, el local ha tenido que despedir a tres personas. I. R.