Un espectacular despliegue de la Policía Nacional sorprendió este lunes a los numerosos paseantes de la vía principal de Son Gotleu, Indalecio Prieto, y pese a que más de uno comentó que se trataba de "una redada antidroga", decenas de antidisturbios participaron en el desahucio de una mujer con un hijo discapacitado y una menor. Los agentes de la UPR (Unidad de Prevención y Reacción) ocuparon con nueve furgones un tramo de la arteria principal y otro frente a la plaza de l'Esperança, donde está el centro de salud y este lunes llena de curiosos antes del mediodía, mientras se producía el desalojo de Linda y su familia.

El número de agentes superaba a la veintena de manifestantes convocados por la plataforma Stop Desnonaments, ubicados detrás del cordón policial, junto al colegio público Es Pont. Daban apoyo a los afectados al grito de "Vergüenza te daría desahuciar a una familia" y "Nadie sin techo, comida ni trabajo", así como otros lemas, además de explicaciones del "escándalo sin precedentes" que estaba ocurriendo, según el portavoz, Joan Segura. "El hijo de Linda, de 18 años, tiene un 34% de discapacidad psíquica y ha tenido varias crisis psicóticas, y su hija pequeña se halla en proceso de reconocimiento de discapacidad; y ahora se quedan en la calle por un heredero sin escrúpulos", en palabras de Segura.

Detalló que el drama se agravó "por un error de la procuradora que ha sido aprovechado por la propiedad y el secretario judicial, quien se ha negado a suspender el desahucio". Antes de que llegase la policía, un grupo de vecinos se concentró frente a la entrada de la casa de Linda, una planta baja en el pasaje Pic Naranjo de Bulnes y, cuando los agentes antidisturbios intervinieron, los manifestantes fueron apartados "a empujones y a rastras", aseguró.

La vivienda, habilitada por la inquilina, se encuentra en la parte posterior de la tienda regentada por ella en el antiguo videoclub de la barriada, que hace esquina con la calle Indalecio Prieto. Durante el desahucio, Linda y sus hijos fueron sacando sus pertenencias del que hasta este lunes fue su hogar ante la atenta mirada de policías, vecinos y manifestantes.

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