Son datos de la Empresa Municipal d'Aigües i Clavegueram (Emaya), recogidos en 2014 en un informe con el que se alertó a los responsables del Govern balear y del Gobierno central de la necesidad de acometer las obras de infraestructura previstas para la mejora del saneamiento de la bahía. Según se desprende de este informe, entre 2003 y 2014 se produjeron 802 vertidos de aguas residuales al mar, en algunos casos mezcladas con pluviales y en otros no, lo que da una media de un derrame a la bahía cada cinco días. La situación desde 2014 no ha variado sustancialmente puesto que prácticamente no se ha acometido ninguna de las obras previstas en el plan de saneamiento, valorado por la empresa en más de 300 millones. La ejecución del colector interceptor y el tanque de tormentas, ya adjudicado a Acciona por un importe de 22,5 millones, es una de las infraestructuras que Emaya considera necesarias, aunque se requiere por parte del Govern, a cuenta del canon de saneamiento, al menos inversiones por un importe de al menos otros 80 millones más. A estas actuaciones hay que añadir otra que se considera también imprescindible y que está proyectada desde hace años. Se trata de la construcción de una nueva depuradora del Coll d'en Rabassa, que sustituya a la actual, y de un nuevo emisario submarino asociado a esta infraestructura. En este caso la inversión, de entre 80 y 100 millones debe correr a cargo del Gobierno central.