La industria turística de crucerosreconoció Margalida Ramis, del GOB, en el inicio de las jornadas internacionales sobre el turismo de megacruceros.

Voces autorizadas como la de Faig Abbasov, de la Federación europea Transport &Enviroment, que reveló que España es el país que más contamina por cruceros en Europa, con los puertos de Barcelona y Palma a la cabeza, o la de Axel Friedrich, químico y experto en mediciones en los puertos, son rotundos: "Hay que exigir a las grandes compañías de cruceros que paguen una tasa por contaminación en el puerto como ya hacen en el Mar del Norte", expresó Abbasov por vídeo conferencia. Friedrich pidió al "gobierno español que secunde declarar el Mediterráneo Zona de Control de Emisiones", la llamada zona ECA.

Los datos que se fueron revelando el pasado viernes en la jornada internacional sobre Turismo de megacruceros ¿Limitar o morir de éxito?', organizadas por la plataforma de entidades ecologistas, ciudadanas, vecinales, lideradas por Palma XXI, pusieron de manifiesto que "estamos ante un estado de emergencia" que reclama que "las administraciones tomen medidas restrictivas", incidió Joan Forteza, representante de la federació de Veïns de Palma.

Entre el público, vecinos del Terreno que "cada mañana nos levantamos con olor a metálico", y de la Lonja, que padecen desde hace años el peso de la saturación que solo el año pasado supuso en Palma el paso de 2,6 millones de cruceristas. Para este año, está prevista la presencia de 583 megacruceros en el puerto de Ciutat.

La contaminación por las micropárticulas de óxido de azufre tienen "un impacto tierra dentro de 300 kilómetros, o sea, que la contaminación de los cruceros que llegan a Palma, afecta a toda la isla", puntualizó Axel Friedrich.

El químico alemán conoce la repercusión de estos megacruceros porque ha venido a medir sus niveles de óxido de nitrógeno. Antes de participar en las jornadas, ya se paseó por el puerto con un medidor que certificó que, con 4 cruceros en el port de Palma, el nivel de contaminación "es muy alto, preocupante".

Es por ello, por lo que se pide, entre otras medidas, que paren motores cuando estén en puerto, algo que no sucede y que ha sido denunciado por vecinos cercanos al puerto.

En las jornadas se han hablado de los puertos de Barcelona y Venecia, del primero se ha encargado la activista María García, de Ecologistas en Acción, y del italiano, Anna Gerometta, presidenta de la asociación Cittadini por l’Aria. Ambas reclaman que declaren el Mediterráneo zona ECA “porque tenemos derecho a respirar aire puro”.

Salud pública

“Las emisiones de estos barcos provocan enfermedades. 400.000 personas mueren al año en la Unión Europea por efecto de la contaminación y 60.000 por la emisión de los cruceros”, subrayó Friedrich. Con todo, y pese a la alarma, “hay sistemas limpios”. “Se podrían evitar 6.000 muertes anuales, si los cruceros limitan sus emisiones”, añadió.

Todos a una reclamaron a la industria de cruceros usar otro tipo de carburante ‘limpio’, que paren motores cuando estén en puerto, que paguen una tasa por contaminación y, los más exigentes, optan por el cambio de modelo. No a los megacruceros.

“Se han de acabar, la Administración debe ponerles barreras porque nos llevan a la muerte a las personas y al medio ambiente”, reclamó María García, de Ecologistas en acción, que conoce su incidencia en el puerto de Barcelona.

“Las cuatro grandes grupos de navieras obtienen unos beneficios de 14 millones de euros al año y dicen que no puede cambiar el combustible. Usan el más nocivo, el más barato. Son responsables de la pérdida de salud pública y del medio ambiente. Operan a costa de nuestra salud”, acusó.

La ecologista lo recordó: “Tenemos 11 años. Hemos de actuar rápido. El mar se está acidificando. El turismo de cruceros es innecesario”, sostiene.

“Sabemos que va a ser una negociación dura”, indicó Margalida Ramis, en relación a la postura de la Administración autonómica y local en Balears que “cumplen el mandato de la APB, pero pedimos que se hagan medidas serias de contaminación y que se aplique una tasa a los cruceros por ser una industria contaminante”, añadió.

Los más críticos pusieron en entredicho “la mentira” del modelo que tampoco “es beneficioso económicamente para las ciudades donde llegan. Es un modelo de turismo que no se debe apoyar”, sostiene Friedrich.

Desde Palma XXI, Jaume Garau reconoció que “pese a estar más preocupados, nos mantenemos en pedir un solo crucero al día”.

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