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¿Dónde quedó el coraje de Armengol?

¿Dónde quedó el coraje de Armengol?

En la apertura del curso 2015-2016 en la UIB, Francina Armengol -recién elegida- anunció su firme objetivo de implantar en Balears los estudios de Medicina. Un año después, en el mismo acto, la Facultad estaba abierta. El rechazo de gente influyente a su proyecto no le hizo temblar el pulso. La presidenta sacó adelante sus leyes y políticas más valientes en los dos primeros años de su primera legislatura. En el ecuador, se desvió hacia la senda de la moderación. Viendo cómo encara su segundo mandato, se escora hacia el inmobilismo.

¿Dónde y cuándo perdió Armengol el coraje de sus inicios? Muy dialogante en oposición a Bauzá, la presidenta recibe a todo el mundo, para a continuación dar la razón a todo el mundo sin apenas comprometerse a nada. Trata por igual a los activistas que le entregan 10.000 firmas contra los cruceros que a la CAEB o los hoteleros que le piden que mantenga el tráfico.

Armengol se ha vuelto una especialista en abanderar conflictos que no piensa solucionar. Con los cruceros, va del ridículo a la pasividad.

Anunció en 2018 que prohibiría la entrada de megayates "de 400 metros de eslora", y hubo que recordarle que aún no existen. Ahora se ha reestrenado en el cargo prometiendo "un techo" en Palma, y en menos de un mes Gual de Torrella nos deja claro que en el próximo trienio seguirán llegando los 600 megayates anuales. Armengol ha logrado revalidar otros cuatro años creando expectativas ilusorias a la izquierda. Alguien debería decirle que la táctica que le ha funcionado en 2019 ha caducado para 2023.

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