"Gentrificación, una adaptación adecuada al español del término inglés gentrification, con el que se alude al proceso mediante el cual la población original de un sector o barrio, generalmente céntrico y popular, es progresivamente desplazada por otra de un nivel adquisitivo mayor". Así define la Fundeu un término que se ha colado en nuestro vocabulario cotidiano. Algunos barrios de Palma son víctimas de este proceso que desplaza a los residentes de menor poder adquisitivo y ocupan su lugar los nuevos inquilinos porque está de moda el barrio y, sobre todo, porque es una "buena inversión". Santa Catalina y parte del casco antiguo son los ejemplos más claros en Palma. No son los únicos. Son Espanyolet avanza. Y la periferia presenta síntomas que podrían dibujar una futura gentrificación. La Soledat es ejemplo. ¿Y Pere Garau?

Ni estudiosos del tema, ni agentes de la propiedad inmobiliaria, ni residentes creen que el barrio más poblado de Palma esté sufriendo un proceso de gentrificación al cien por cien, aunque hay indicios de un cambio de tendencia. La futura construcción de un hotel de cuatro estrellas en la plaza García Orell o la promoción en la calle Nuredduna de pisos de semi lujo con piscina comunitaria de un promotor sueco y que ya ha vendido los 14 apartamentos y los áticos con terraza privada son indicadores de la pujanza de la zona. No es casual que las inversiones se asienten cerca del futuro eje cívico de Nuredduna, una de las primeras acciones que el nuevo Ejecutivo de la ciudad quiere llevar a cabo. O al menos así lo ha proclamado.

Este eje, que unirá Pere Garau con Son Gotleu, es visto con preocupación por colectivos como Flipau Pere Garau o la integrante de la entidad proteccionista, Àngels Fermoselle, que vive en la zona y la conoce muy bien.

"En Pere Garau abogaría por un eje cívico de características muy distintas a los ya existentes de Fábrica y Blanquerna. Evitaría que se pusiera ningún bar y reduciría las salas de juego existentes porque el empobrecimiento comercial es preocupante. No me gusta la jerarquización de calles a la que obligan los ejes cívicos. Prefiero intervenciones de mejora de calles más repartidas y con la misma inversión", indicó Fermoselle.

Joana Ferrà, residente en el barrio e integrante de Flipau amb Pere Garau, expresa que "no vemos claro el Eje de Nuredduna porque tememos que sea la excusa para que se acabe llenando de terrazas. Priorizamos otras necesidades para esta zona como son mantener su aire de barrio tradicional , que no se toque su mercado, y zonas verdes, un centro de salud, un centro cultural y la biblioteca", enumeró. "No queremos que Pere Garau se convierta en la segunda edición de Santa Catalina", concluye.

Con respecto a si hay o no gentrificación en Pere Garau, Àngels Fermoselle comenta con ironía: "No he notado ningún síntoma, pero ¡como todo puede ir a peor, igual se complica más la cosa". Remata: "Se necesitan inversiones, no ponerse medallas".

Suben precios de pisos

José Manuel Llamas, agente inmobiliario en Gestee, lleva tres años en la zona y comprueba de primera mano el alza.

"¡El hecho de que en una sola calle, Fausto Morell, haya cuatro inmobiliarias es significativo", indica. Una de ellas es la suya. En estos momentos, se cierran operaciones de venta de pisos de segunda mano con precios entre "2.500 y 2.800 euros el metro cuadrado, de unos 70 a 100 metros cuadrados de superficie y con una antigüedad media de 50 años", detalla. "El incremento del precio de las viviendas con respecto a 2018 es del 50 por cien", añade el agente inmobiliario.

"Pere Garau ha mejorado mucho, tiene bastante proyección y no es una zona degradada. Es un barrio tradicional en el que viven personas entre 45 y 70 años, mallorquines y muchos de ellos son los que están vendiendo sus casas", cuenta Llamas.

¿Quién compra? "Gente joven sin prejuicios, extranjeros, británicos, pero indudablemente el máximo comprador en Pere Garau es el chino. A nosotros, peticiones de latinoamericanos no nos llegan", cuenta.

En cuanto al mercado del alquiler, confirma que hay poca oferta y mucha petición.

Suben precios de pisos

"La demanda es de áticos, porque las plantas bajas suelen ser de uso comercial y ya están ocupadas. El techo de cristal es que no hay obra nueva. Se construye poco. Sube la vivienda de segunda mano", apunta José Manuel Llamas.

En Fausto Morell está la agencia inmobiliaria china que a la vez es agencia de viajes, Huaching, propiedad de Fang Ji y Mi Nwei. Éste confirma la subida de precios en los últimos años, en pisos de 100 metros cuadrados que han pasado de 120.000 euros a 190.000-200.000 euros.

"Tras años de ventas paralizadas, aumentan porque los alquileres son muy altos y escasos, y optan por comprar", señala. Indica que los alquileres han subido del orden de un 30 a un 35 por ciento, es decir, "han doblado el precio, de 500 euros mensuales han pasado a pedir 850 euros, y esta cifra es muy alta. No hay oferta en el barrio porque han subido los alquileres; al renovarse se actualiza al precio de mercado".

Desde su agencia, pegado al mercado de Pere Garau, atienden a una cartera de clientes chinos, aunque concede que "están aumentando los del norte de Europa, como alemanes y suecos". Confirma lo mismo que José Manuel Llamas, que los europeos buscan sobre todo áticos. Con todo, desmiente que haya gentrificación.

"A largo plazo, quién sabe. A los chinos les gusta porque tienen sus negocios aquí, está cerca del centro, de todos los servicios, y la conexión con el centro es buena. Eso sí, reclaman más limpieza", resume.

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