Louisa Wolf-Gorny ha escrito su tesis final de Master de Desarrollo Sostenible para la Universidad de Eberswalde sobre la percepción turística de los habitantes de Palma. Las conclusiones de su estudio, hecho a partir de encuestas a más de un centenar de personas y con entrevistas a estudiosos del tema y a activistas como Terraferida y a Ciutat per a qui l'habita, revelan la polaridad que existe sobre este asunto.

Pese a reconocer que "hay saturación turística en Palma", son muchos los que defienden el modelo económico basado en este sector. Con todo, se pide a la Administración más medidas para paliar la sobrecarga sobre el centro de la ciudad por sus efectos negativos sobre calidad de vida de los autóctonos.

"En líneas generales, la percepción hacia el turismo es positiva en Palma si bien las críticas van en aumento al asociarlo al aumento del precio de las viviendas y a la pérdida del tejido comercial tradicional", indica en un perfecto castellano, esta estudiante alemana de 25 años que conoce muy bien la isla ya que venía a menudo a visitar a sus abuelos en los veranos de su infancia.

"Yo misma he notado los cambios en la isla, y he visto la repercusión en medios de comunicación de mi país a partir de la gran manifestación que hubo sobre saturación turística, dos años atrás", explica.

Eligió estudiar un aspecto "poco analizado" como es la visión que tienen los residentes en Palma ahora que la ciudad es uno de los destinos internacionales en auge y que ha provocado el aumento de plataformas de alquiler turístico como Airbnb, denunciadas en muchos casos por prácticas ilegales y que en el caso de ésta última, se niega a pagar la multa de 300.000 euros por publicitar ofertas ilegales.

Las conclusiones no ocultan que "Palma está saturada por los turistas, sobre todo, los cruceristas, y que hay que tomar medidas relativas a la mejora de la movilidad, y poner límites al alojamiento turístico"; añade que los encuestados "ven con buenos ojos las restricciones adoptadas por el Ayuntamiento pero las consideran insuficientes". Apunta la sensación de vivir en un "parque temático", que le esgrimieron algunos de los colectivos consultados y de personas que enviaron sus respuestas a las encuestas que ella envió online.

En su estudio niega que haya turismofobia aún incluso con las consecuencias derivadas por el actual modelo: "gentrificación, pérdida de identidad de los barrios, del tejido comercial tradicional..." enumera Wolf-Gorny.

No pasa por alto en su trabajo la repercusión medioambiental que tiene la masificación turística. "He reflejado la preocupación acerca de los vertidos al mar que ha llevado a cerrar playas en plena temporada".